viernes, 10 de abril de 2020

EL VELO DEL TEMPLO


“Era ya como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio”. (Lc. 23, 44-45). Las tinieblas y el velo significan el duelo universal por la muerte de Jesús.
 

En la cima del monte había tres palos verticales dispuestos para crucificar. Jesús fue colgado del palo central y dos malhechores uno a cada lado. En lo alto de la cruz de Cristo se podía leer el título de su condena, INRI.
 

El evangelista Mateo enfatiza más el momento de la muerte: “El velo del templo se rasgó de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron y las tumbas se abrieron”. El profeta Amós había anunciado que “ese día se pondrá el sol a mediodía y se oscurecerá la tierra”.
 

¿Qué es el velo del templo? En el cuarto año del reinado de Salomón, éste comenzó a construir el templo del Señor. Tenía treinta metros de largo, diez de ancho y quince de alto. Se emplearon piedras entalladas y su artesonado se recubrió de cedro. Dios le dijo: «Por este templo que estas construyendo y si caminas según mis leyes y cumples todos mis preceptos, cumpliré contigo la promesa que hice a tu padre David. Habitaré en medio de los israelitas y no abandonaré a mi pueblo, Israel».
 

El templo tenía dos partes: el lugar Santo, con el altar del incienso, una mesa y el candelabro de siete brazos; y el lugar Santísimo, separado de aquel por un velo o cortina bordada, donde Salomón hizo colocar el Arca de la Alianza cuyo interior contenía las dos tablas de piedra puestas por Moisés en el Horeb cuando Dios hizo la alianza con los israelitas al salir de Egipto. En el centro únicamente había una gran piedra sobre la que el Sumo sacerdote ponía el incensario el Día de la Expiación.
 

El libro del Éxodo describe las instrucciones de Dios a Moises sobre el velo: “Harás un velo de púrpura violeta, roja y escarlata, y lino fino retorcido, y bordarás en él unos querubines. Lo colgarás de cuatro columnas de acacia, revestidas de oro, provistas de ganchos de oro y de sus cuatro basas de plata. Colgarás el velo debajo de los broches; y allí, detrás del velo, colocarás el Arca del Testimonio. El velo servirá para separar el Santo del lugar Santísimo” (Ex 26 31.33).
 

Jesús inclinó la cabeza hacia el hombro, la corona de espinas se incrustó más en la sien, y expiró. Su rostro quedó relajado. La rotura del velo del templo simboliza la apertura del camino hacia Dios inaugurando la esperanza de entrar en su santuario en virtud de la sangre derramada por Jesús. Él entró en el santuario una vez para siempre con su propia sangre consiguiendo la redención eterna. Al atravesar el velo roto con su muerte, todos tenemos acceso a la salvación realizando el rito de expiación una sola vez de modo definitivo.

José Gimenez Soria

1 comentario:

CUR dijo...

Ni idea tenía de lo grande que era el velo del templo. ¡Gracias! Sigue dando luz y poniendo luces en un mundo de sombras, el nuestro.