miércoles, 16 de junio de 2021

SIETE DOLORES Y SIETE ALEGRÍAS DEL CORAZÓN DE JESÚS


“Mi corazón está perturbado, se conmueven mis entrañas, -dice el Señor-. No actuaré en el ardor de mí cólera, porque yo soy Dios y no hombre, y no me dejo llevar por la ira” (Oseas 11,8c-9).

Tras la Solemnidad del Corpus Christi sigue la devoción de los siete dolores del Corazón de Jesús, propia del mes de junio: Los siete dolores del Corazón de Jesús enseñan siete trances amargos que le produjeron situaciones de suma tristeza:

·       Primer dolor: La traición de Judas. El Señor sabía que Judas lo iba a traicionar; grande sería su dolor cuando le puso un poco de pan eucarístico en su boca.

·     Segundo dolor: La agonía en Getsemaní. Se notó desamparado ante la indiferencia de sus discípulos que se quedaron dormidos, y muy dolorido se postró rostro en tierra.

·       Tercer dolor: La huida de los apóstoles. Al verlo preso y maniatado, los apóstoles lo abandonaron y huyeron. Lo dejaron solo ante la turba que iba a prenderlo, con Judas al frente.

·   Cuarto dolor: Los negaciones de Pedro. Que Pedro negara conocer a Jesús, resultaría más duro y dolorosa para el corazón de Jesús que la traición de Judas.

·       Quinto Dolor: Encuentro con su Madre. Cargado con la Cruz camino de Calvario su corazón quedó transido de dolor al ver a su afligida Madre.

·       Sexto dolorMaría al pie de la cruz. En medio de tan cruel castigo Jesús inclinó su cabeza y la vista de María llena de amargura, le traspasó el corazón.

·       Séptimo dolor: Abandonado en la Cruz. Suprema humillación en el suplicio de la Cruz: Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. Aceptó la voluntad de Dios Padre.

 

Pero Jesús también tuvo sus momentos de alegría; sobre todo cuando favorecía a los demás con sus milagros o les prestaba su atención para hacerlos felices. Compartía su felicidad. Estos son algunos de sus gozosos momentos:


·       Una boda en Caná. Estando María en una boda en Caná notó que se les acababa el vino. “No tienen vino”, dijo a Jesús. Y Éste, para mayor alegría de los invitados y los novios convirtió el agua en vino y contribuyó al final feliz de la boda.

·       Vocación de Leví. Caminando Jesús por la orilla del mar de Tiberiades, vio a Leví cobrando impuestos. Se acercó y le dijo: “¡Sígueme!”. Leví, o Mateo, abandonó la recaudación y lo siguió. La actitud de Leví produjo una gran alegría a Jesús.

·       Curación de la hija de una sirofenicia. Una mujer que tenía una hija poseída supo que Jesús estaba en la región de Tiro. Era pagana pero tuvo fe. Se acercó a Él y le pidió que echase el demonio. Jesús las hizo felices haciendo salir al demonio.

·       Resurrección de Lázaro. Fue la gran satisfacción de Jesús darlo todo por un amigo. No esperaba la muerte de Lázaro y se sintió triste, pero invocó a Dios Padre e insufló vida a Lázaro que vio la gloria de Dios.

·       Jesús y los niños. Jesús sintió predilección por los niños; le complacía su inocencia y su sencillez. Vivió buenos ratos entre ellos; rezaban juntos y les enseñaba. Por eso decía “Dejadlos que se acerquen”.

·       El criado del centurión. En Cafarnaúm un centurión le rogó que curase a uno de sus criados. Jesús quiso ir con él, pero el centurión dijo: “No soy digno de que entres en mi casa, basta tu palabra”. Jesús quedó admirado y respondió “Ve y que se cumpla lo que has creído”.

·       La institución de la Eucaristía. Sin duda fue el momento más glorioso de sus tres años de vida pública. Pese a la traición de Judas, Jesús nos legó el pan eucarístico, su más preciado regalo. El gran misterio de la fe.