miércoles, 11 de enero de 2017

VENERABLE TRADICION

Una mujer vestida de sol...

     Año Jubilar. Para todo el Valle del Almanzora y la Comarca de los Vélez, en la provincia de Almería; para los pueblos limítrofes del lado oeste de la región murciana, y para los lindantes asentados al este de las tierras granadinas, en el recién estrenado 2017 tiene acomodo un Año Jubilar, un don de Dios por la gracia de la Sagrada Imagen de la Bienaventurada Virgen Maria en su advocación de Nuestra Señora de los Desamparados y del Buen Retiro del Saliente, en la conmemoración de su tricentenario. Un Año Jubilar, que empezó el 8 de septiembre de 2016, festividad de la Natividad de la Virgen, y concluirá el 8 de septiembre de 2017, fiesta de la Virgen del Saliente, del que quedan nueve meses para quienes entren por la Puerta Santa del Santuario puedan obtener las gracias del Jubileo. Es una prórroga de la intercesión y el auxilio de la Santísima Virgen María que servirá para retomar la renovación de la vida cristiana iniciada en el Año de la Misericordia.

La tradición. Según la tradición, esta visión del Apocalipsis, «Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; y está encinta […] Y apareció otro signo en el cielo: un gran dragón rojo […] Y el dragón se puso en pie ante la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo cuando lo diera a luz. Y dio a luz un hijo  varón, el que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro, y fue arrebatado su hijo junto a Dios y junto a su trono» (Apocalipsis 12, 1-5), fue la que contempló el pastorcillo Lázaro de Martos en las postrimerías del siglo XVII en el paraje de los Dientes de la Vieja del monte Roel, y por la que de pastor de cabras se tornó en pastor de almas.

Decidido a honrar a la Madre de Dios en el lugar donde tuvo la visión, intentó por todas partes tener una imagen como la recordaba. De camino hacia Granada para buscarla pernoctó en una venta de Guadix y comunicó sus pesquisas a un misterioso clérigo. Este le hizo depositario de una reducida imagen semejante a la de su aparición, que la llevó al monte Roel y alzó una sencilla ermita. Era el año 1716.

Aquella imagen pronto despertó tan intenso fervor, que urgió dedicarle un templo digno de su grandeza. Los albojenses acudieron al Prelado don Claudio Sanz y Torres, quien afirmó haber recibido una fuerte suma de dinero de un marinero que había hecho un voto a la Virgen por librarlo de una gran tormenta. Con ese gran donativo se construyó el Santuario de Nuestra Señora de los Desamparados del Buen Retiro del Saliente.

Desde el principio, la protección de la Virgen del Saliente no fue solo privilegio de los albojenses pues se extendió más allá del valle del Almanzora por todas las comarcas y lugares donde sus fieles suplicaban ser mirados por sus ojos de misericordia.

Al cumplirse los trescientos años de aquella primitiva ermita, la Virgen del Apocalipsis nos  llama a peregrinar al Saliente para que el Jubileo nos conduzca a la civilización del amor.

Historia. En 1681 don Juan de Alcaina y de Martos, descendiente de los primeros repobladores llegados a Albox tras la Reconquista, fundó una capellanía en el Saliente. En 1712, el obispo fray Manuel de Santo Tomás autorizó la construcción de una ermita en ese paraje y será cuatro años después, en 1716, cuando se concluya.

Desde ese momento, la devoción a la Santísima Virgen del Saliente creció y rebasó los límites albojenses. Se quedó pequeña la primitiva ermita y se trató de alzar un santuario a la Madre de Dios. En ello se empeñaron los feligreses de Albox, Oria y Vélez Rubio, pero la pertinaz sequía hizo retirarse a las dos últimas poblaciones. Los albojenses con su cura, don Domingo Oller, solicitaron ayuda al obispo don Claudio Sanz y Torres, quien en marzo de 1762 envió el dinero para acometer la gran obra, como queda dicho.

Mucho después, el obispo don José María Orberá y Carrión convocó con Carta Pastoral la primera peregrinación al Santuario el 29 de septiembre de 1878. El Prelado invitaba a peregrinar a: «postrarnos para pedir a la Madre de los Desamparados, que ampare a la Iglesia, a todos vosotros y socorra vuestras necesidades espirituales y corporales»

Desde entonces los obispos almerienses han llevado a cabo mejoras en el Santuario, han  favorecido las peregrinaciones y la obtención de indulgencias. Los varios intentos para la coronación canónica de la Sagrada Imagen dieron su fruto siendo obispo de la Diocesis, don Manuel Casares Hervás, merced al impulso de los rectores don Antonio Rueda Moreno y don Pedro María Fernández Ortega tras una intensa restauración del Santuario, cuyo colofón fue la Coronación Pontificia concedida por san Juan Pablo II el 24 de noviembre de 1987. La solemne ceremonia se celebró en Albox el 7 de agosto de 1988, presidida por el nuncio papal don Mario Tagliaferri acompañado por los arzobispos de Granada y el titular de Emérita Augusta, así como los obispos de Almería y de Guadix. Fue el mayor día de júbilo público que recogen las crónicas albojenses.

Epílogo. De nuevo el Santuario del Saliente se convierte en «meta de tantos peregrinos que, con frecuencia en los lugares santos como este, son tocados en el corazón por la gracia para encontrar el camino de la conversión». A solicitud del Obispo de Almería don Adolfo González Montes, la Penitenciaría Apostólica concedió este Año Jubilar, que colma una aspiración por ser la sagrada imagen de la Virgen de los Desamparados del Saliente una advocación amadísima por los fieles, y su Santuario centro de peregrinación permanente a lo largo del año al que acuden quienes desean invocar y alabar a la Madre de Dios para suplicar la concesión de sus gracias.