Reflexión
desde la fe
Muchas
personas, incluso cristianos, no encuentran la manera de entrelazar ambos
conceptos. En su incapacidad se atreven a prejuzgar a Dios… no lo hace bien, no
es justo. ¿Cómo puede Dios permitir el mal que existe en el mundo?
Dios
es la suma de la perfección…, la infinitud saboreada en amor. El hombre, rechazó
el proyecto divino desde su origen. Se antepuso a Dios y se encontró con la
cruda realidad: incapaz de realizar “su proyecto al margen de Dios”, quedó
instalado en el sufrimiento, en el dolor, en el mal, contagiando a todas las
creaturas. Tuvo conciencia de su indignidad cuando sus obras desembocaban en el
pecado. No sólo ofendía a Dios, sino que de espaldas a su creador, erraba,
quedaba frustrado... Se percató de que
estaba condenado; sólo podía alumbrarse, con la esperanza.
Para
que el hombre, que fue creado libre, pudiera retornar a Dios, su Hijo, a través
de María, ¡se hizo hombre! Al encarnarse Jesús, el Cristo, de la misma
naturaleza que el hombre, pero sin mal y sin pecado, nos redimió, dejó su
Palabra y trazó un camino para que el hombre, con las capacidades que Dios le
donó, trascienda a la verdad y llegue a la vida eterna. Así queda restaurado el plan de Dios.
Dios
pues no es autor del mal, pero haciéndose hombre sufrió sus consecuencias bajando
al escenario del mal, a las tinieblas donde se encontraba.
¿Se
puede argüir a Dios que por qué existe el mal frente a él, en el que se incrusta
cualquier criatura cuando le da la espalda, ofendiéndole…?:
1.-
Dios es la infinita perfección, la santidad., el amor. Es un acto eterno de
sabiduría infinita. Es una sola esencia-divinidad, en tres realidades
distintas. El eterno e infinito ente. Fuera de él no hay nada.
2.-
Si sale de sí hacia fuera, es para trasladar a criaturas, potencia de su
semejanza, hijos adoptivos, el disfrute de lo que él se es en la infinitud de
su capacidad sin principio y eternamente de por sí. No son Dios, solo
participan de su divinidad.
3.-
Dios tiene, se posee, todos los atributos, y en infinitud. Su justicia pues, es
también infinita, como su amor y poder.
4.-
Se cumple eternamente su voluntad, su palabra: El plan que elaboró para el
hombre, que sea la herencia para todo aquél que le reciba como padre,
santificando su nombre con sus obras, las que son dignas de su filiación.
Evidentemente
el plan de Dios no es que sea irreprochable, sino que es santo, es perfecto,
obra de la infinitud de su sabiduría, poder y amor; derramándose sobre el
hombre como un todo, en luz, en vida y en eternidad. Creímos hacerlo imposible
los hombres, por el mal uso de nuestra libertad, por el pecado; pero se mantiene
por que la palabra de Dios se cumple y su poder es omnímodo, absoluto, aunque
tuvo que hacerse hombre para redimirnos, dejarnos su Palabra, y establecer su
camino, de vida y de verdad.
Ahora
estamos convocados a un camino en luz, a peregrinar hacia el encuentro del
padre celestial para tomar posesión de lo que tiene programado desde toda la
eternidad. El Señor solo pide seguir su camino, que su evangelio active la
caridad, que imitemos su amor realizando en la tierra, en la medida de la
capacidad y de las gracias recibidas, el mismo misterio de unidad al que, en su
reino, nos convoca.
Gerardo Nieto
Profesor de Derecho Civil, UCM, sacerdote
Extracto del artículo
publicado en AFDA. Octubre 2019Profesor de Derecho Civil, UCM, sacerdote