jueves, 9 de enero de 2020

DIOS Y EL MAL EN EL MUNDO

Reflexión desde la fe

         Muchas personas, incluso cristianos, no encuentran la manera de entrelazar ambos conceptos. En su incapacidad se atreven a prejuzgar a Dios… no lo hace bien, no es justo. ¿Cómo puede Dios permitir el mal que existe en el mundo?

          Dios es la suma de la perfección…, la infinitud saboreada en amor. El hombre, rechazó el proyecto divino desde su origen. Se antepuso a Dios y se encontró con la cruda realidad: incapaz de realizar “su proyecto al margen de Dios”, quedó instalado en el sufrimiento, en el dolor, en el mal, contagiando a todas las creaturas. Tuvo conciencia de su indignidad cuando sus obras desembocaban en el pecado. No sólo ofendía a Dios, sino que de espaldas a su creador, erraba, quedaba frustrado...  Se percató de que estaba condenado; sólo podía alumbrarse, con la esperanza.

Para que el hombre, que fue creado libre, pudiera retornar a Dios, su Hijo, a través de María, ¡se hizo hombre! Al encarnarse Jesús, el Cristo, de la misma naturaleza que el hombre, pero sin mal y sin pecado, nos redimió, dejó su Palabra y trazó un camino para que el hombre, con las capacidades que Dios le donó, trascienda a la verdad y llegue a la vida eterna.  Así queda restaurado el plan de Dios.
 
Dios pues no es autor del mal, pero haciéndose hombre sufrió sus consecuencias bajando al escenario del mal, a las tinieblas donde se encontraba.
 
¿Se puede argüir a Dios que por qué existe el mal frente a él, en el que se incrusta cualquier criatura cuando le da la espalda, ofendiéndole…?:

          1.- Dios es la infinita perfección, la santidad., el amor. Es un acto eterno de sabiduría infinita. Es una sola esencia-divinidad, en tres realidades distintas. El eterno e infinito ente. Fuera de él no hay nada.

           2.- Si sale de sí hacia fuera, es para trasladar a criaturas, potencia de su semejanza, hijos adoptivos, el disfrute de lo que él se es en la infinitud de su capacidad sin principio y eternamente de por sí. No son Dios, solo participan de su divinidad.

3.- Dios tiene, se posee, todos los atributos, y en infinitud. Su justicia pues, es también infinita, como su amor y poder.
 
4.- Se cumple eternamente su voluntad, su palabra: El plan que elaboró para el hombre, que sea la herencia para todo aquél que le reciba como padre, santificando su nombre con sus obras, las que son dignas de su filiación.

Evidentemente el plan de Dios no es que sea irreprochable, sino que es santo, es perfecto, obra de la infinitud de su sabiduría, poder y amor; derramándose sobre el hombre como un todo, en luz, en vida y en eternidad. Creímos hacerlo imposible los hombres, por el mal uso de nuestra libertad, por el pecado; pero se mantiene por que la palabra de Dios se cumple y su poder es omnímodo, absoluto, aunque tuvo que hacerse hombre para redimirnos, dejarnos su Palabra, y establecer su camino, de vida y de verdad.
 
Ahora estamos convocados a un camino en luz, a peregrinar hacia el encuentro del padre celestial para tomar posesión de lo que tiene programado desde toda la eternidad. El Señor solo pide seguir su camino, que su evangelio active la caridad, que imitemos su amor realizando en la tierra, en la medida de la capacidad y de las gracias recibidas, el mismo misterio de unidad al que, en su reino, nos convoca.
 
Gerardo Nieto
Profesor de Derecho Civil, UCM, sacerdote
                                                                                  Extracto del artículo publicado en AFDA. Octubre 2019