jueves, 31 de diciembre de 2009

EL DOMINGO, COMO DÍA DE DESCANSO.

En otro tiempo el domingo era día de descanso casi obligado. En el ‘casi’ entraban bomberos, policía, médicos, farmacias, ferrocarril, y otros servicios básicos que se mantenían en vela. Entonces se trabajaba también todo el sábado, y cuando los ingleses, tan pioneros en todo, se sacaron de la manga la semana inglesa, muchos se llevaron las manos a la cabeza porque ¡como era posible que no se trabajara el sábado por la tarde!

Poco a poco la inactividad ha ido ganándole terreno al trabajo, y el fin de semana, ahora en apócope “finde”, ha empezado a invadir el jueves por la tarde-noche para alargarlo. Lo laboral está siendo sustituido por días y horas de holganza. Hemos llegado a la Era del ocio, que se ve ayudado por los extras de vacaciones y de “puentes” made in Spain.

El domingo de ahora ha perdido mucho de su carácter festivo. Si antes, bien peinado y aseado, vestía uno el traje de los domingos, ahora cualquier ejecutivo que se precie luce barba descuidada, viste pantalón de falsa pana, cual cortijero de antaño, o vaquero, cual sucio peón del oeste americano, o bermudas horrorosos si es verano. El traje de corte, la camisa de marca, o la corbata de moda son útiles de lunes a viernes. En el finde hay que aparentar que se es de la plebe cuando se va al súper, al cine, a lavar el coche o a la hamburguesería con los peques. Por si algo faltaba, de unos años acá, se ha hecho costumbre la apertura de grandes almacenes y centros comerciales en domingos y festivos, que hacen de la compra la moderna liturgia del consumo por el dispendio.

En Alemania, el Tribunal Constitucional ha prohibido la apertura de estos centros en domingo defendiendo que “la ley debe designar de manera reconocible los domingos y festivos como días de descanso” ya que la apertura de los comercios en esos días “no tiene otro interés que comprar y vender”. El veredicto protege el descanso dominical y el derecho al ejercicio de la libertad religiosa de los trabajadores. No parece que España pudiera seguir esta doctrina a corto plazo porque habría que reformar los horarios tan disparatados actuales, por otros que conciliaran la vida familiar y laboral; y lo del derecho a la libertad religiosa, aquí se interpretaría como un privilegio a la Iglesia Católica y hoy eso es herejía laicista.

El Catecismo de los católicos dice que «Durante el domingo y otras fiestas de precepto, los fieles se abstendrán de entregarse a trabajos que impidan el culto debido a Dios… el descanso necesario del espíritu y el cuerpo» y sigue «A pesar de las presiones económicas, los poderes públicos deben asegurar a los ciudadanos un tiempo destinado al descanso y al culto divino,… y los patronos lo mismo respecto a sus empleados».