miércoles, 6 de septiembre de 2023

PRESENCIA REAL DE CRISTO EN EL SAGRARIO

En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están contenidos
 
verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre de Cristo;
por tanto, Cristo se hace presente como Dios y hombre,
y es preciso darle culto de adoración con el mayor respeto.

La Iglesia, consciente de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, coloca el Sagrario en lugar preferente del templo para que se manifieste esa presencia real y se tome conciencia de su adoración. Se identifica por la lamparilla encendida y ante él se deben observar las formas correctas: silencio, recogimiento y actitud orante.

Infelizmente se dan momentos de escasa o ninguna reverencia ante el Sagrario, bien por parte de los fieles, o por descuido del clero.

Uno de esos momentos ocurrió en la JMJ de Lisboa: tres jóvenes rezando ante el Santísimo, desgraciadamente amontonado en unos enormes túperes de plástico. Este es el testimonio de la joven Savannah Dudzik, que viajó desde Florida.

 

“El sábado por la tarde tuvo lugar la alabanza y la adoración en el Campo de Gracia de la Jornada Mundial de la Juventud. Mi amiga y yo volvíamos de esta celebración cuando vimos unas grandes cajas grises sobre una mesa, y alrededor de ellas, dos o tres personas estaban rezando. Yo estaba confusa. Ni mi amiga ni yo sabíamos a quién rezaban.

 

Una señora dijo: «Jesús. Jesús está ahí», y en ese momento me enfadé: ¿Cómo os atrevéis a faltar al respeto a nuestro Señor? ¿Qué creéis que estáis haciendo? Ponerlo en una caja con ningún respeto... ¡La gente pasa de largo y no sabe que está ahí!

 

De regreso al campamento yo estaba enojada, pero mis amigas y yo decidimos que teníamos que hacer algo en lugar de enfadarnos. Agarramos nuestros rosarios, volvimos a Jesús y rezamos allí un rosario en pro de Su Sagrado Corazón.

 

En mi humilde opinión, es una vergüenza colocar la Eucaristía para el culto en un recipiente tan indigno, y una vergüenza que muchos de los jóvenes ni siquiera supieran que ese era Jesús -que vino y sufrió y murió por ellos- y ¡que debían postrarse ante Él en adoración!

 

Cuando se adora a Jesús, siempre debería estar en un Sagrario o expuesto en una custodia. He hablado con varios sacerdotes de este caso y todos están de acuerdo conmigo. Uno incluso me dijo que en la Misa de miles de personas en la Plaza de San Pedro se utilizan enormes copones de oro para albergar a Jesús.

 

El hecho de que el 70% de los católicos ni siquiera crea en la presencia real de Cristo en el Sagrario hace que este caso sea más triste. ¿Cómo se supone que los jóvenes vamos a creer que Jesús está realmente aquí cuando se nos presenta así?

 

Amo nuestra fe católica y a nuestro Magisterio, pero quiero oír una declaración de obispos y sacerdotes. Dígannos, a los jóvenes de todo el mundo:

 

¿Por qué se mostró así a Jesús?

 

Di varios días a los obispos, a los organizadores de la JMJ y a algunos secretarios episcopales para responder. No recibí ninguna respuesta, y decidí hacer público mi testimonio”.  

                                                                                            Testimonio de Savannah Dudzik

martes, 22 de agosto de 2023

DIOS NO CIERRA POR VACACIONES

Consejos para vivir tu fe en verano

Las vacaciones son un tiempo para descansar y desconectar de la rutina. Pero también una oportunidad única para vivirlas de una manera más intensa, profunda y sin prisas. No se trata de renunciar a la diversión o al ocio, sino de integrarnos en nuestra relación con Dios y con los demás. Aquí ofrecemos unos consejos para no perder la fe en vacaciones y vivir la alegría de creer.

1. Escucha música que te inspire. La música tiene el poder de elevar nuestro ánimo con mensajes positivos y conectarnos con nuestra espiritualidad. Hay canciones que nos hablan de la fe, la esperanza, el amor y la confianza en Dios. Por ejemplo: Broken, de Coldplay; Amén, de la familia Montaner; My sweet Lord, de George Harrison; Te vi dolor, de Marcela de María y Campos.

2. Lee versículos bíblicos que te alienten. La Biblia es el mejor libro de consejos en el que encontrarás versículos para no perder la fe en tiempos difíciles, que ayudarán a encontrar el consuelo y la fuerza cuando más lo necesites. Puedes leer Isaías 41:10, Nahum 1:7, Juan 14:27 o 2 Timoteo 1:7.

3. Ora con sencillez y confianza. La oración es el alimento de nuestra fe. Sin ella, nos alejamos de Dios y perdemos el sentido de nuestra vida. Es importante no descuidar este aspecto tan esencial. Aprovechemos los momentos de silencio, de soledad o de lectura, para entrar en diálogo con Dios y escuchar su voz, y también participar en la eucaristía dominical o diaria y acercarnos al sacramento de la reconciliación. La oración ayuda a agradecer los dones que recibimos, a pedir por nuestras necesidades y las de los demás, y a ofrecer nuestra vida a Dios.

4. Comparte tu fe con los demás. Vivir la fe no es solo un asunto privado, también es público. Estamos llamados a ser testigos de Jesús en el mundo, con nuestra palabra y nuestro ejemplo. En vacaciones podemos aprovechar para compartir nuestra fe con las personas que nos rodean: familiares, amigos, conocidos o desconocidos, siempre con naturalidad, respeto y alegría, sin imponer ni ocultar nuestra identidad cristiana. Hablemos de lo que creemos, de lo que nos motiva, de lo que nos preocupa, de lo que nos ilusiona e invitémosles a alguna actividad religiosa o solidaria y dar testimonio de nuestros valores y actitudes cristianas.

5. Celebra tu fe en la Eucaristía. La Eucaristía es el centro de la vida cristiana, el sacramento del amor de Dios por nosotros y de nuestra comunión con Él y con los hermanos. Por eso, no debemos dejar de celebrar nuestra fe en la Eucaristía, aún en vacaciones. Siempre hay una iglesia cercana para visitarla e incluso aprovechar para conocer otras iglesias o santuarios con valor histórico, artístico o espiritual. En la Eucaristía encontramos el alimento que nutre nuestra fe y nos impulsa a vivir como discípulos misioneros.

Estos son consejos para ayudarnos con la fe en vacaciones, pero seguro que hay muchos más. Lo importante es recordar que Dios no se va de vacaciones ni se olvida de nosotros; sigue estando presente y actuando en nuestras vidas. No dejemos de buscarle, de encontrarnos con Él y de darle gracias por todo lo que nos regala.

Matilde Latorre de Silva.
Verano de 2023

viernes, 11 de agosto de 2023

EN LA IGLESIA CABEN TODOS

No es nueva esta frase pronunciada por el papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Lisboa entre el 1 y el 6 de agosto de 2023. En su visita a Fátima insistió “La Iglesia no tiene puertas, para que todos puedan entrar”.

Lo del catolicismo en ruinas no es cierto, como se ha demostrado en la JMJ de Lisboa de una manera cordial, abierta y hasta divertida. Ha sido capaz de reunir a las ocho y media de la mañana de un domingo de agosto, a un millón y medio de chavales en un campo de Lisboa para asistir a la Misa oficiada por el papa Francisco. Lo hicieron porque creen en Jesucristo.

La Jornada Mundial de la Juventud lisboeta ha dejado varias lecciones, en contra de algunos tópicos. La primera ha sido la demostración de que el catolicismo sigue moviendo la mente y el corazón de los chavales, especialmente de los españoles, que eran los más numerosos y joviales de la cita.

La segunda es una simple lección de civismo: ni un solo incidente reseñable en un acto masivo. La tercera, importante, es la lección moral que les dejó el Papa, recordando a Juan Pablo II, cuando dijo: “No tengáis miedo”. Clamó porque la vida debe ser respetada siempre y en todas sus etapas; y además, clamó por la paz, por hacer el bien y por saber escuchar a los demás. Menudo ideario.

Después el papa Francisco dio ejemplo frente a la denominada cultura del «descarte». Un hombre muy mayor que estuvo hospitalizado nueve días después de una operación delicada, que padece ciática y limitaciones en sus rodillas, fue escuchado por un millón de veinteañeros y treintañeros en silencio total. Por cierto, parte del acto central se celebró en español, uno de los tres idiomas más importantes del mundo.

En definitiva, fue una demostración de fuerza de la Iglesia y de vigencia de la fe católica, que sólo los ciegos no quieren ver o incluso la atacan. Cabe recordar lo de "perdónales, Señor, porque no saben lo que hacen". Es la primera reacción que toca aplicar; la segunda es dar testimonio de nuestra fe siempre y sin complejos.

Nota final: Por primera vez en estos treinta años de historia ha estado presente la comunidad LGTBI+. Los homosexuales han tomado parte en las catequesis y en las reuniones, en línea con la reflexión del papa Francisco: “¿Por qué los homosexuales no en la Iglesia? ¡Todos, todos, todos!”

Oficina JMJ 2023 Lisboa

lunes, 24 de julio de 2023

UNA IGLESIA PARA LOS TURISTAS

El otro día andábamos por las calles de Segovia, disfrutando de esa maravilla de ciudad, esculpida por el hombre para dar gloria a Dios. Como eran fiestas, la alegría se respiraba por doquier.

Una de nuestras paradas fue en la catedral, situada en la plaza mayor, donde el pueblo disfrutaba de una charanga. Pensamos que sería una buena idea entrar a saludar a Aquel en honor de quien se habían levantado los edificios más bellos de la ciudad.

La entrada de la catedral era el lugar más fresco de todo Segovia. Todo nos llevaba a que dentro podríamos tener un rato de oración de lo más agradable. Pero nuestros propósitos se truncaron en el control de acceso, parecido al de un museo o exposición, por que, cuando preguntamos dónde podíamos rezar, nos contestaron sin pudor alguno: «La catedral solo está abierta al turismo». O sea que, para entrar a rezar, teníamos que pagar.

Fue inútil razonar con las chicas del control, la decisión no era suya, se limitaban, muy eficazmente, por cierto, a cumplir órdenes. Nos dijeron que, si queríamos rezar, la catedral estaba abierta a las diez de la mañana, cuando se celebraba la misa.

Salimos a la plaza mayor y nos unimos a la charanga que la Comisión de Fiestas había contratado para que los segovianos y los turistas disfrutaran gratis. Era una fiesta muy animada, con familias, música, cerveza, gente bailando y unos músicos que, a las seis de la tarde, seguían animando a los allí congregados. ¡Qué milagro el de la música, capaz de alegrar el corazón y elevar el alma!

Pero volviendo a lo nuestro, entiendo que la catedral tenga que afrontar unos gastos muy elevados, pero no debería ser a costa del que quiere entrar a rezar un rato. Quizá debiera haber una contraseña para que los católicos de aquí y del otro extremo del mundo pudiéramos entrar gratis, si lo que queremos es rezar. Ni siquiera haría falta poner un rótulo en la puerta. Sería suficiente con no cerrar el paso a los que piden entrar para dicho fin.

Hay que pensar primero en los de casa, y luego salir al encuentro de los demás. Imaginemos una fiesta pensada para los turistas y no para los del lugar. ¡Qué tristeza! Casi tanto como una iglesia abierta solo para el turismo. Algunos parecen haber olvidado que las catedrales se construyeron para dar gloria y culto a Dios.

Jaume Vives
Periodista

Comentario: Muchas iglesias parecen pasarelas para el curioseo con chavalas que entran semidesnudas y hombres con bermudas y chanclas, hablando con el móvil. Falta decoro. En el Pilar de Zaragoza, con entrada libre, todo el mundo habla alto, riendo, haciendo fotos y con las gorras puestas, como en una feria.

sábado, 1 de julio de 2023

ARCOÍRIS

El arcoíris, además de ser un fenómeno óptico, simboliza la alianza de Dios con Noé.

El arcoíris es un fenómeno óptico que se produce cuando los rayos de la luz del sol se refractan en las gotas de agua suspendidas en la atmósfera. La luz, al entrar en esta zona, se descompone y genera un efecto colorido en forma de arco con siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta.

 

La primera teoría sobre el arcoíris se debe a Aristóteles; más tarde Séneca (65 d.C.) teorizó sobre la formación del arcoíris y en el año 1665 Isaac Newton observó que la luz blanca se descomponía en siete colores cuando sus rayos entraban en un prisma. El arcoíris suele aparecer después de una tormenta, o en sitios donde el agua produce salpicaduras, como las cataratas, y se ve en la dirección opuesta del sol, que es a donde se dirigen sus rayos.

 

Miles de años antes de Cristo, Yahvé usó el arcoíris como señal de la alianza que hizo con Noé. Ocurrió así: Cuando Yahvé, -Dios-, vio que era grande la maldad del hombre en la tierra, sintió pesar en su corazón y se propuso eliminarlo junto a las bestias, los reptiles y los pájaros del cielo. Solo Noé agradó a Dios.

A Noé, un hombre justo, le habló Dios: «Voy a acabar con todos los mortales porque tienen una conducta depravada. Construye un arca de madera con un tragaluz y tres pisos, y tú entrarás en el arca con tu mujer, tus hijos y sus mujeres. También irán en el arca una pareja de cada especie de seres vivientes. Además, almacena víveres de toda clase para que sirvan de alimento a todos».

Noé cumplió la orden de Dios, se encerró en el arca y empezó a diluviar. Noé tenía seiscientos años. Las aguas se precipitaron sobre la tierra y una fuerte lluvia cayó durante cuarenta días y cuarenta noches. Las aguas subían de nivel y el arca flotaba hasta que quedaron sumergidas las montañas y perecieron todos los seres que se movían sobre la tierra: los pájaros, el ganado, las fieras, y también los hombres. Sólo quedó Noé y los que estaban en el arca.

Cuando las aguas empezaron a bajar, el arca se posó en el monte Ararat, el pico más alto de Turquía, situado al oriente cerca de la frontera con Irán. Al cabo de cuarenta días, Noé abrió el tragaluz del arca y soltó un cuervo que iba y volvía. Después soltó una paloma que, al no tener un sitio donde apoyarse, regresó al arca. Noé esperó siete días más y volvió a soltar una paloma que regresó trayendo en su pico una rama verde de olivo. Así supo Noé que las aguas habían bajado del todo.

Una vez que la tierra se secó, Noé oyó la voz de Dios: «Sal del arca con tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. Saca también a los seres vivientes que están contigo –aves, ganado o cualquier clase de animales– y que llenen la tierra, sean fecundos y se multipliquen»

Noé salió acompañado de sus hijos, de su mujer y de las mujeres de sus hijos, levantó un altar a Dios y le ofreció holocaustos. Entonces dijo Dios: «Nunca volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque los designios del corazón humano son malos; tampoco castigaré a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo. Mientras dure la tierra, no cesarán la siembra y la cosecha, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche».

Dios bendijo a Noé y a sus hijos y les dijo: «Establezco mi alianza con vosotros y vuestros descendientes. Este arco será el signo de la alianza que establezco con todos los seres vivientes, para todos los tiempos futuros. Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco me acordaré de mi alianza y no volverán a precipitarse las aguas del diluvio para destruir a los mortales». De esta forma quedó sellada la alianza de Dios con Noé, cuya señal es el arcoíris.

El arcoíris simboliza pues la unión del cielo y la tierra y representa la rúbrica del pacto misericordioso de Dios con el hombre. No es privativo ni exclusivo de ningún grupo humano, abarca a toda la humanidad sin distinción de raza, sexo, cultura, religión u otra condición humana. El pacto de Dios con Noé se extiende a toda la Creación y así será mientras dure la tierra, haga frio o calor, sea de día o de noche.

El arcoíris no solo aparece en el Genesis. Mucho después de Noé el profeta Ezequiel tuvo una visión a orillas del rio Quebar: “Vi un brillo, era como un arco que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la Gloria de Dios”. También san Juan en el Apocalipsis al referirse al trono de Dios, escribe: “Había un arcoíris alrededor del trono con aspecto de esmeralda”.

Finalmente, el salmo 104 insiste: “Dios se acuerda de su alianza eternamente” 

José Giménez Soria

lunes, 26 de junio de 2023

CAMBIO CLIMATICO: LIBROS RECOMENDADOS

La Iglesia nos recuerda que debemos cuidar el medio ambiente porque el ser humano es administrador de la Creación, como lo es de la vida, la propia y la ajena, y es inadmisible el aborto y la eutanasia. Sobre estos aspectos recomendamos tres libros.

Juego, ecología y trabajo. Tres temas teológicos desde las enseñanzas de san Josemaría Escrivá (Eunsa) Rafael Hernández Urigüen. El autor hace un ensayo amplio y didáctico sobre ello.

La España del silencio. Novelas del mundo rural y la naturaleza (Almuzara) Borja Cardelús y Muñoz-Seca. La ágil pluma del escritor descubre la sencillez del medio ambiente, de lo que allí se vive y del respeto a esa vida.

San Francisco de Asís (Encuentro) G. K. Chesterton. De San Francisco de Asís, patrón de los animales y de los ecologistas, el autor afirma que tuvo a las personas y a la naturaleza como hermanos menores, a los que amaba por Dios.

Veamos las mentiras del cambio climático. El último ladrillo en el muro es el cambio climático, o desastre climático, como lo definen los humanofóbicos apocalípticos, que no se empachan en repetir lo poco que nos merecemos el planeta y la tierra baldía que dejaremos a nuestros hijos. Estos socorristas dejan en evidencia sus malogrados augurios catastróficos y han demostrado década a década ser unos falsarios. Hagamos un repaso.

En los años 50 una corriente científica aseguraba una época glacial a partir de los 70. Sin embargo, en esa década el discurso giró 180 grados y el debate comenzó a hablar de que los cambios del clima llegarían en breve y serían hambre y miseria para todos. Un discurso, que, junto a la liberación de la mujer, y por lo tanto del sexo libre, facilitó que cuajara un mensaje pacifista de haz amor y no la guerra. El mensaje salía en ciertos medios y nunca brilló con luz propia entre la comunidad científica.  Avisaba de la brusca caída de alimentos cosechables, lo que provocaría una guerra sin precedentes entre todos los hombres del mundo por la poca comida que se pudiera conseguir.

En la década de los 80 nuevas corrientes de muerte nos avisaron de que, por culpa de la actividad humana, se estaba rompiendo la capa de ozono que protege de los rayos del sol, y que todos moriríamos. La batalla se libraba contra el aire acondicionado, los aerosoles, los incendios provocados, los lugares donde se concentraba la humanidad, etc. Al estar el agujero sobre el casquete polar Ártico, se descongelaría e inundarían ciudades, pueblos y campos de labor. Otra vez el miedo y los agoreros del fin del mundo en contra del hombre. Pero el mundo, la tierra, el planeta azul, seguía sobreviviendo y como los años pasaban y nada sucedió, los mandatarios del mundo, a finales de los 90 se buscaron un profeta a ver si le hacían más caso. Y surgió un tipo llamado Al Gore, que con la película Una verdad incómoda, obligatoria para todas las cadenas televisivas alienadas, trató de la salvación del mundo. Ya no era el hambre, ni el cielo, sino el inminente calentamiento global que desertizaría los países, los ganados morirían de sed y de hambre, los ríos se desecarían y todos desapareceríamos.

Han pasado los años y, como tampoco se han desertizado los bosques ni el ganado yace muerto en tierras secas, ha surgido un nuevo conejo de la chistera en la década de los años 20 de siglo XXI. Una muñeca títere de 16 años llamada Greta nos da lecciones de que no somos conscientes del  cambio climático, y lo hace con otra maniobra muy popular en todo el planeta: el plástico. Mares inmensos de plástico que matan a las especies marinas, ríos embalsados convertidos en cloacas por tanta basura plástica que tarda centenares de años en biodegradarse -¡y lo peor!-, otra vez moriremos todos porque los plásticos que tiramos los engullen los peces que luego comemos. ¿Qué será lo próximo?

Pues, menos Greta y Al Gore, y más san Francisco, por favor.

Humberto Pérez Tomé
Junio 2023

jueves, 8 de junio de 2023

¡LUCHA POR TUS HIJOS!

Del Diario Online, Adelante España, ve este extracto que, sobre la “nueva” educación de los hijos, escribe la escritora Alicia Beatriz Montes Ferrer.

La ideología de género no es sólo de católicos, hay padres ateos que tampoco aceptan que estén inmiscuyéndose en el terreno educativo con sus hijos en cuestiones tan sensibles y personales. Para los católicos es un grave atentado contra nuestra fe por lo que estamos llamados a defender a nuestros hijos de este adoctrinamiento. La educación de los hijos es nuestra responsabilidad y no podemos mirar hacia otro lado.

 

No sé qué hace falta que ocurra para que los padres despierten y se levanten de su cotidiana vida en la que parece que les importa más que el hijo esté cubierto de cosas materiales dejando al margen su interioridad. Hay chavales que no aceptan su físico, o su forma de ser, o sus circunstancias familiares, pero en lugar de recibir ayuda, solo encuentran desprecio. Si a esto sumamos la información que les llega por las redes sociales, la televisión y el centro escolar sobre el género, le están sirviendo en bandeja la solución a su angustia interior. Se encuentran rodeados de lobos sin nadie que les ayude a salir de esa situación.

 

¿A qué se debe el silencio abrumador de nuestra sociedad? ¿Acaso no observamos cómo están atentando contra la vida de los más indefensos? El vaciamiento de una conciencia moral recta, de principios estables y fundamentales para la vida que percibo a mi alrededor, considero la causa más directa. Vivimos en una sociedad enferma que solo vive encerrada en sí misma, en su propio bienestar, sin importarle lo más mínimo los demás, so pena por algún interés personal.

 

Han despojado de alma a millones de personas que viven presas de la búsqueda del placer, del dinero y el culto al cuerpo. Creyéndose libres viven más esclavizados que nunca. Les han arrancado la verdad, les han convertido en fieles y dóciles esclavos que aplauden las medidas progresistas de unos déspotas sin escrúpulos, que les entierran a ellos, y a toda la sociedad, en un océano de mentiras.


La hipersexualización desde edades tan tempranas está llevando a una sociedad que todo lo pase por la bragueta, a que la pornografía sea el rato de relax de miles de adolescentes y a que el aborto sea el método anticonceptivo de los adolescentes que juegan a tener sexo con el riesgo de poder ser padres a esas edades.


La Constitución Española ampara a los padres contra las mentiras que se les explican a los niños mediante la ideología de género. No es el único documento que puede ayudar a luchar en esta batalla en defensa de los menores. También el art. 26.3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el art. 18.4 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el art. 2 del Protocolo Adicional Nº1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y el art. 14 de la Carta de Derechos tienen efectos jurídicos directos y superiores a la legislación ordinaria en España.


Hay modos que en el centro escolar se imparte la visión distorsionada del sexo mediante la idea del género, enseñando a los alumnos el poder elegir a ser niña o niño y a practicar el sexo consigo mismo, con otro sexo, o con personas de su mismo sexo.


Sea como sea, a esto hay que negarse; hay que ir al centro y mostrar el rechazo y denunciarlo si hace falta, porque por un hijo, un padre hace lo imposible. Padres, no tengáis miedo a dar el paso firme en contra la dignidad de estos niños, aún inocentes, que quedarán dañados de por vida si no evitáis esta intromisión ideológica.


La libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, así como la de expresión, debe de estar amparada. Los católicos pedimos libertad para poder expresar nuestras creencias religiosas, filosóficas y políticas sin miedo a ser demandados o censurados. No podemos rendirnos ante los tribunales o la opinión pública. ¡Lucha por tus hijos!”

Alicia Beatriz Montes Ferrer

Máster en Ciencias para la Familia

                                                                                                              Orientadora Familiar 


miércoles, 24 de mayo de 2023

CUARENTA DÍAS

Mateo, Marcos, Lucas y Juan ponen el punto final de sus evangelios refiriéndose a la Resurrección de Jesús. De los siguientes cuarenta días que permaneció resucitado en este mundo hasta su Ascensión, sus apariciones, las instrucciones a los discípulos y la promesa de la donación del Espíritu Santo, se tiene noticia por el final del Evangelio de Lucas, el principio del Libro de los Hechos de los Apóstoles, -atribuido a Lucas, cuya composición se sitúa en el último tercio del siglo I-, y por la primera carta de san Pablo a los Corintios.

En el “primer día de la semana”, domingo de Resurrección, los episodios se sucedieron de esta manera: En la cuarta vigilia, con el alborear el nuevo día, un ángel del Señor corrió la piedra del Sepulcro. María Magdalena con María, madre de Santiago el Menor, Salomé y Juana, subieron y lo encontraron vacío. El ángel al verlas les dijo “No temáis, ¡Jesús ha resucitado y va a ir a Galilea. Allí lo veréis”. (Mt 28,5-7). Reaccionó la de Magdala y bajó a dar la noticia a los discípulos. Como no la creyeron, salieron Pedro y Juan a prisa hacia el Sepulcro, entraron y vieron “los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en sitio aparte”. (Jn.20,1-8) Volvieron con los demás, y en un ambiente de temor e incertidumbre se encerraron en una casa, aunque algunos abandonaron. 

María Magdalena, perdida toda esperanza, volvió al monte en busca de respuesta. Mediada la mañana, posiblemente a la hora sexta, se sentó en una roca llorando y oyó: “Mujer, ¿por qué lloras?”. Atinó a pronunciar unas palabras y de nuevo oyó: “¡María!”. Reconoció a Jesús y cayó de rodillas, pero no se acercó a Él.

Transcurrió el día y, al caer la tarde, Jesús se apareció a dos que regresaban a Emaús. Cleofás y otro, ambos discípulos, descorazonados y hartos de esperar en vano, volvían a su aldea. En el camino con Jesús, a quien no reconocieron, demostraron no saber la Escritura ni haber atendido lo que Él predijo sobre sus padecimientos y su Resurrección. El diálogo les devolvió el ánimo y lo invitaron a cenar juntos, momento que se les abrieron los ojos y lo reconocieron al bendecir y partir el pan.

Los apóstoles, encerrados con otros, tuvieron noticias de Jesús Resucitado por María Magdalena; por Pedro y Juan que habían visto el sepulcro vacío; y por los de Emaús. La incertidumbre inicial fue disipándose hasta que en la segunda vigilia los temores desaparecieron al presentarse Jesús en medio de todos y saludarles: “Paz a vosotros”, mostrándoles sus manos y sus pies para que vieran que era una persona real. Así fue el día primero de los cuarenta que mediaron entre la Resurrección y la Ascensión.

Ausente el apóstol Tomás en esa primera aparición, se mostró desconfiado si no veía las heridas de Jesús, y ocho días después Jesús se apareció en el mismo lugar y lo retó a que metiese su dedo en las llagas de las manos y del costado. Tomás rendido, creyó y exclamó: “¡Señor mío, y Dios mío!”

Todo esto sucedió en Jerusalén. Días después, tal vez ocho o diez, atendiendo las instrucciones de Jesús, los discípulos marcharían a Galilea, aunque el evangelista solo cita a Pedro, Tomás, Natanael, el de Caná, Santiago, Juan y dos más que podían ser Andrés y Felipe. En Galilea, Pedro tomó la iniciativa y una noche salieron a pescar en el mar de Tiberiades con resultado infructuoso. Mientras arribaban a la playa, uno desde la orilla les indicó cómo pescar y consiguieron llenar las redes. Entonces Juan reconoció que el de la orilla era Jesús y se lo dijo a Pedro.

Con pan y varios peces que Jesús preparó en unas brasas, los invitó a comer. La luz de la mañana propició la tercera vez que se manifestó a los discípulos.

Sobre la Resurrección de Jesús el papa Benedicto XVI escribe:Los evangelios no explican la Resurrección porque escapa a la comprensión humana: es un proceso entre el Padre y el Hijo. Jesús resucitó a la Vida eterna en la inmensidad de Dios. Se aparece a los discípulos y habla y come con ellos; no es espíritu ni un fantasma. Su cuerpo glorioso no está sujeto a las leyes del espacio-tiempo; la materia queda subordinada al espíritu”.

Epilogo. El Libro de los Hechos de los Apóstoles narra escuetamente que Jesús Resucitado se apareció a sus apóstoles durante cuarenta días para darles pruebas de que estaba vivo y hablarles del reino de Dios. Cabe suponer que se les apareció varias veces en Galilea y en Jerusalén a donde volvieron antes de terminar la cuarentena, para recibir el Espíritu Santo: “No os alejéis de Jerusalén y aguardad a que se cumpla la promesa del Padre”, les había dicho Jesús.

En su primera carta a los Corintios, san Pablo apunta que “Jesús resucitó según las Escrituras, se apareció a Pedro y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, y luego a Santiago y a todos los apóstoles”.

Ningún pasaje evangélico indica que Jesús Resucitado se encontrara con María, su Madre. Ella aparece por última vez al pie de la cruz con Juan y otras mujeres. Si por designio divino, de Ella nació Jesús y fue testigo de su muerte en la cruz. ¿Cómo no creer que fuese testigo de su Resurrección? La Beata Ana Catalina Emmerich revela que el cuerpo glorioso de Jesús se apareció a su Madre: “Cuando se acabó el sábado, Juan entró donde las santas mujeres y las consoló. La Virgen María estaba sentada en oración, llena de anhelo de Jesús. Un ángel se acercó a Ella para decirle que saliera porque se acercaba el Señor. El corazón de María desbordó de gozo; se envolvió en su manto y salió sin decir nada a nadie. Volvió muy confortada”.

José Giménez Soria


martes, 2 de mayo de 2023

BIENAVENTURANZAS

El papa Francisco nos recuerda que «Jesús explicó con toda sencillez qué es ser santos, y lo hizo cuando nos dejó las bienaventuranzas» (Mt 5,3-12; Lc 6,20-23). «Son como el carné de identidad del cristiano». Es precisamente que sea en la solemnidad de Todos los Santos cuando leemos el fragmento evangélico de Mt 5, 3-12, siendo invitados por el Señor a seguirlo siempre, con alegría, por el camino de las bienaventuranzas.

Las bienaventuranzas –dulces felicitaciones del Señor– tienen el perfume de la alabanza, del hablar bien, del reconocer el carácter positivo de las situaciones aparentemente más ásperas y difíciles.

Las bienaventuranzas son un canto a las personas que son consideradas bendecidas por Dios. Hay un matiz, por lo tanto, de perennidad y de arraigo. No se trata de una alegría o felicidad pasajera ni efímera: es una felicidad y una alegría para siempre. Es aquella que todos soñamos tener. La alegría y bienaventuranza de la que nos habla Jesús no es la alegría provocada por las circunstancias favorables o por un carácter optimista. Es la alegría que nace del corazón de quien alaba al Señor porque vive la alegría de ser suyo, todo suyo. Ahora bien, Jesús nos enseña que esta felicidad y gozo eterno se alcanzan por un camino paradójico, el de la abnegación y el de la aniquilación. Cuanto más nos desdibujamos nosotros, cuanto más nos rebajamos, cuanto más dejamos de ser «autorreferenciales», como diría el papa Francisco, más dibujamos el rostro de Dios y somos más transparencia del rostro de Dios.

«Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes», dice Santa María de Nazaret magnificando a su Señor. «Todo aquel que se humilla será enaltecido», dice Jesús, siguiendo la enseñanza de su Madre. Las bienaventuranzas son para nosotros el mejor retrato de todos los santos y santas, el mejor retrato de la bienaventurada Virgen María y el mejor retrato que tenemos del rostro de Jesucristo.

Jesús puede proclamar las bienaventuranzas porque Él fue el primer bienaventurado.

Jesús nació pobre y murió pobre: no tenía ni dónde reclinar la cabeza.

Jesús fue bienaventurado porque estuvo de duelo por la muerte de Juan Bautista, su precursor, y porque hizo suyo el dolor de Jairo y de la viuda de Naín.

Jesús fue bienaventurado porque fue humilde e invitó a aprender de esta humildad, de esta mansedumbre, para encontrar el reposo.

Jesús fue bienaventurado porque el hambre y la sed de justicia le llevaron a expulsar a los mercaderes del Templo.

Jesús fue bienaventurado porque se compadeció de los leprosos, del ciego de nacimiento, de la mujer encorvada, de la hija de la siro-fenicia.

Jesús fue bienaventurado porque lo ofendieron, lo persiguieron, lo calumniaron y lo clavaron en la cruz.

Jesús, en fin, fue bienaventurado, porque ya resucitado de entre los muertos se apareció en son de paz a los apóstoles en el cenáculo. Jesús fue bienaventurado, sí.

Y nosotros, su cuerpo, que es la Iglesia, ¿podemos decir que somos también bienaventurados?

Finalmente, no es extraño que «el gran protocolo» sobre el que seremos juzgados es el capítulo 25 de San Mateo (vv. 31-46), donde «Jesús vuelve a detenerse en una de estas bienaventuranzas, la que declara felices los misericordiosos».

Con la humildad de saber que nuestra fuerza mayor es la fuerza del Señor misericordioso, con la esperanza puesta en Aquel que sabemos que nos ama, nos atrevemos a afirmar que el mejor retrato de su rostro amable y misericordioso es la comunidad cristiana. Quiera Dios que en la gran comunidad de las parroquias, comunidades, asociaciones, movimientos y entidades eclesiales, todos puedan descubrir el Amor que viene de lo alto, los rasgos del Señor, rostro de la misericordia.

Sergio Gordo Rodríguez

Obispo auxiliar de Barcelona

sábado, 15 de abril de 2023

¡VEN, SEÑOR JESÚS!

El Viernes Santo, 7 de abril de 2023, el Papa Francisco presidió la Celebración de la Pasión del Señor en San Pedro del Vaticano. La homilía corrió a cargo del Predicador de la Casa Pontificia, el Cardenal Raniero Cantalamessa. 

 

Desde hace dos mil años, -empezó diciendo- la Iglesia celebra en este día, la muerte del Hijo de Dios en la cruz. En la Misa, después de la consagración, repetimos: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús”! 

 

Otra muerte de Dios ha sido proclamada durante más de un siglo en nuestro occidente descristianizado. En el ámbito de la cultura, se habla de la "muerte de Dios", y algunos teólogos se apresuraron a construir una teología: "La teología de la muerte de Dios". No podemos desconocer la existencia de esta muerte diferente de Dios que ha encontrado su expresión en la proclama que Nietzsche pone en boca del "hombre loco" que llega sin aliento a la plaza de la ciudad: ¿A dónde se ha ido Dios?

 

Como creyentes, es nuestro deber mostrar lo que hay detrás o debajo de esa proclamación. Hay el brillo de una llama antigua, la repentina erupción de un volcán activo desde el principio del mundo. El drama humano tuvo su "prólogo en el cielo", en ese "espíritu de negación" que no aceptaba existir en la gracia de otro. Desde entonces, ha estado reclutando seguidores, empezando por los ingenuos Adán y Eva: “Seréis como dioses, conocedores del bien y del mal” (Gen 3,5). 

 

Para el hombre moderno, todo esto no parece más que un mito etiológico para explicar la existencia del mal en el mundo. Y ¡así es en realidad! Pero la historia, la literatura y nuestra propia experiencia personal nos dicen que detrás de este "mito" hay una verdad trascendente que ninguna narración histórica o razonamiento filosófico podría transmitirnos. 

 

Dios conoce nuestro orgullo y ha venido a nuestro encuentro. Él se ha “aniquilado” primero delante de nuestros ojos. De hecho, Cristo Jesús, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. (Fil 2, 6-8). 

 

"¿Dios? ¡Fuimos nosotros quienes lo matamos: tú y yo!”: grita “el hombre loco”. Esta cosa terrible en realidad sucedió una vez en la historia humana, pero en un sentido muy diferente de lo que él entendía. 

 

Porque es verdad: ¡fuimos nosotros, vosotros y yo, quienes matamos a Jesús de Nazaret! El murió por nuestros pecados y por los del mundo entero (Jn.2,2). Pero su resurrección nos asegura que este camino no conduce a la derrota, sino que, gracias a nuestro arrepentimiento, conduce a esa "apoteosis de la vida", buscada en vano por otros caminos. 

 

¿Por qué hablar de esto en una liturgia de Viernes Santo? No es para convencer a los ateos de que Dios no está muerto. Los más famosos entre ellos lo descubrieron por su cuenta, en el momento en que cerraron los ojos a la luz -de hecho, a la oscuridad- de este mundo.

 

En cuanto a aquellos que todavía están entre nosotros, se necesitan otros medios que las palabras de un pobre predicador. Medios que el Señor no fallará otorgar a los que tienen el corazón abierto a la verdad, como le pediremos a Dios en la oración universal que va a seguir en nuestra liturgia. 

 

No, el verdadero motivo es otro; es para evitar que los creyentes, quién sabe, tal vez solo unos pocos estudiantes universitarios, sean arrastrados a este vórtice del nihilismo que es el verdadero "agujero negro” del universo espiritual. El intento es de hacer resonar entre nosotros la exhortación siempre actual de Dante Alighieri: 

 

Sed, oh cristianos, en moveros más graves. No seáis como pluma a todo viento y no penséis que cada agua os lave.

 

Sigamos pues, repitiendo agradecidos y más convencidos que nunca, las palabras que proclamamos en cada Misa: 

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. 

¡Ven, Señor Jesús! 

 

Cardenal Raniero Cantalamessa

jueves, 6 de abril de 2023

LO QUE HAS DE HACER, HAZLO PRONTO

Todo son palabras veladas, como si Jesús no quisiera perjudicar a Judas:

 los demás no entienden lo que está pasando.

Hijo del trueno. El tiempo santo es propicio para dar un remojón a las raíces del alma y escribir unos renglones para contar algún tejemaneje de Dios.

Me planto en el Jueves Santo de la mano de Juan, el “hijo del trueno” por su fervor ardiente, aspirante a un sitio en el reino, teólogo y evangelista, que en la cena de la Pascua indicó a Pedro la congoja del Señor. ¿Traiciones, negaciones?

Siglos antes Jesús Ben Sirá había urdido esta sentencia:  

«Hijo, si te acercas a servir al Señor, prepárate para la prueba.

Endereza tu corazón, mantente firme, y no te angusties

         en tiempo de adversidad.

Pégate a él y no te separes, para que al final seas enaltecido.

Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y se paciente

en la adversidad y en la humillación.

Porque en el fuego se prueba el oro y los que agradan al Señor

en el horno de la humillación». (Eclo. 2,1-5)

Tras un largo coloquio con visos de despedida el Señor los preparó para la prueba. Predijo la traición de Judas y las negaciones de Pedro, pero viéndolos pesarosos, quitó hierro a sus palabras hablándoles de su Padre, de moradas, de futuro...para que luego ellos siguieran el curso de la historia cuyo rumbo les había trazado. «Lo que pidáis algo en mi nombre, yo lo haré», les dijo para tranquilizarlos.

El pan. Judas Iscariote ni se inmutó. Era uno de los Doce, escogido con la misma libertad y confianza que a los otros, ecónomo del grupo, pero algo le roía en su interior. Oyó al Señor: «Uno de vosotros me va a entregar», sin revelar su nombre ni señalarlo. Le sorprendió que le ofreciese un poco de pan y se estremeció porque captó que lo invitaba a rectificar. De poco le sirvió el gesto amistoso de Jesús que procuró no forzar su libertad. Tan mala fue la reacción de Judas, que Juan lo anotó así: “Entró en él Satanás”, sin otros añadidos porque fue difícil entender su comportamiento. Judas no estaba preparado para la prueba. Los demás se miraban unos a otros algo agitados sin saber nada y con una curiosidad no resuelta.

Ya era de noche… El Señor, turbado, vio inútil prolongar la situación y dijo a Judas: «Lo que has de hacer, hazlo pronto». Ninguno de los discípulos se dio cuenta de por qué le dijo esto, pero el Maestro sabedor de que se acercaba su hora le apremió, «Judas tomó el pan y salió enseguida; era de noche». “Salió para entrar en la noche; se marchó de la luz a la oscuridad; se apoderó de él, el poder de las tinieblas”, escribe Benedicto XVI.

Y continúa Jesús Ben Sirá: 

«¡Ay del corazón cobarde, de las manos inertes,

 y del pecador que va por dos caminos!

¡Ay del corazón desfallecido que no tiene fe,

 porque no será protegido!

¡Ay de vosotros los que habéis perdido la esperanza

 y habéis abandonado las vías rectas, desviándoos a las torcidas!

¿Qué haréis cuando el Señor venga a visitaros?

Caigamos en manos del Señor y no en manos de los humanos,

 pues su misericordia es como su grandeza» (Eclo. 2,12-14.18)

Despejado el ambiente cuando Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado con él», manifestando con ello la Gloria de Dios con la muerte y el triunfo de su Hijo.

Judas prefirió la gloria de los hombres a la gloria de Dios. Si bien hizo un amago de arrepentimiento devolviendo el dinero de la traición al enterarse de la condena del Señor, sus horas finales fueron desesperantes para la oscuridad de su alma. 

                                                                                                                 José Giménez Soria