miércoles, 9 de octubre de 2019

EXCELENCIAS DE LA SANTA MISA

La Santa Misa rememora, hay que recordarlo, el sacrificio de Jesús Nazareno como expiación por los pecados de los hombres. Es el sacramento de la Redención, un acto de culto a Dios, obligatorio el Día del Señor, el domingo.

Además de servir para adorar a Dios, las personas que asisten a la Santa Misa se ven enriquecidas por una suerte de excelencias que Dios les concede. Los santos, cada uno en su tiempo y a su manera las han resumido así:  

Primera. La Santa Misa da fuerzas al alma para batallar contra los enemigos. Acrecienta el fervor de la caridad y da valor para sufrir adversidades. Santo Tomás de Aquino.

Segunda. El que “vive” devotamente la Misa, merece más que si hiciera una costosa y sacrificada peregrinación, como en los siglos pasados y diera todos sus bienes a los pobres. San Bernardo.

Tercera Si quien asiste a la Misa reflexiona sobre su valor infinito y tiene intención de glorificar a Dios, mediante el ofrecimiento del sacrificio de Jesucristo, merece más que si ayunara a pan y agua todo el año. San Alberto Magno.

Cuarta. Es el sufragio más eficaz para los difuntos según demostró San Vicente Ferrer, que ofreció treinta Misas por su hermana y voló del Purgatorio al Cielo.

Quinta. Más vale una Misa en vida, cuando se pueden aumentar nuestros méritos, que mil misas que se aplicaran después de la muerte. San Anselmo.

Sexta. Más honra a Dios una Misa, sobretodo si se comulga con la intención de amarlo infinitamente, que todas las demás obras por fervorosas que sean. Beato P. La Colombiere.

Séptima. Quien asiste con devoción a la Misa, alcanza grandes auxilios para no caer en el pecado mortal y no le faltará el sustento necesario para su cuerpo. San Agustín.

Octava. El Santo Sacrificio de la Misa, en el que queda Dios desagraviado de nuestros pecados, equivale a medicina para sanar enfermedades. San Cipriano.

Novena. Si un mujer embarazada asiste a Misa tomándose un pocos de molestia, como se la tomó la Virgen María viajando a Belén para dar a luz a Jesús, podrá obtener grandes auxilios en los dolores del parto. San Beda el Venerable.

Décima. Todos los días que uno asista a Misa devotamente se verá libre de grandes males y peligros de alma y cuerpo, a semejanza de como los israelitas se libraron del ángel exterminador porque untaron sus puertas con la sangre del cordero pascual, símbolo de Jesucristo.