miércoles, 25 de septiembre de 2019

JACOB

         Isaac le había dicho a Jacob «No tomes por mujer una cananea. Vete a casa de tu abuelo Betuel. Que Dios te bendiga, te haga fecundo, te multiplique y llegues a ser una multitud de pueblos» y lo bendijo.

Partió Jacob de Berseba en dirección a Jarán y al llegar a cierto sitio ya de noche, quiso descansar. Tomó una piedra que se puso por cabecera y se acostó.  Se durmió y soñó con una escalera que subía de la tierra al cielo y los ángeles sobre ella. En la cima estaba Dios que le dijo: «Soy el Dios de Abraham y de Isaac. Ésta es la tierra que daré a ti y a tu descendencia. Todas las naciones serán benditas por causa tuya. Te guardaré donde quiera que vayas, te haré volver a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que te he prometido». Jacob despertó sobrecogido y dijo: «Dios está en este lugar y yo no lo sabía». Tuvo miedo: «Que terrible es este lugar: nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo».

          Se levantó temprano y continuó viaje hasta que vio tres rebaños de ovejas junto a un pozo y se paró a hablar con los pastores. En esto apareció Raquel, hija de Labán, tío de Jacob por ser hermano de Rebeca, con las ovejas de su padre y se dio a conocer. Jacob habló a Rebeca de su parentesco y la besó. Ella se lo contó a su padre Labán y éste abrazó a Jacob y lo invitó a quedarse y a trabajar en su casa con un salario. Jacob que se había enamorado de Raquel dijo: «Te serviré siete años por Raquel» y Labán aceptó. Éste tenía otra hija, Lía, mayor que Raquel. Jacob sirvió siete años por Raquel, que le parecieron días, tan enamorado estaba.

          Al cumplirse el plazo Jacob pidió a Labán su hija para cohabitar con ella y Labán le dio a Lía porque era costumbre dar primero la hija mayor y se acotó con ella. Se dio cuenta Jacob y se sintió engañado, pero reclamó a Raquel con la que cohabitó.

         Lía se entristeció pero Dios la hizo fecunda y dio a luz a un hijo al que llamó Rubén. A éste siguieron Simeón, Leví y Judá. Al ver Raquel que no tenía hijos dio su sierva Bilá a Jacob para que cohabitara con ella, y nacieron Dan y Neftalí, y cuando Lía vio que no podía tener hijos dio su sierva Zilpa a Jacob, y nacieron Gad y Aser. Pero Lía tuvo dos hijos más de Jacob, Isacar y Zabulón, y una hija, Dina. Entretanto Raquel rogó a Dios que la hiciese fecunda y tuvo un hijo que llamó José. Después de nacer José Jacob decidió marchar con sus hijos a su tierra de Canaán con el ganado de su propiedad, no sin ciertos recelos por parte de Labán que obligaron a Jacob a huir con todas sus pertenencias.

          Jacob se encontró con Esaú, le presentó a Lía y Raquel y a sus hijos, le hizo regalos y se reconciliaron. Luego se fue a Siquén en la tierra de Canaán donde acampó, pero Dios le indicó que marchara a Betel donde construyó un altar y Dios le dijo: «Ya no te llamarás Jacob, tu nombre será Israel. Sé fecundo: de ti nacerán muchos pueblos. Te daré la tierra que di a Abrahán y Isaac para ti y tus descendientes». Raquel tuvo un hijo que llamó Benjamín, fue un mal parto que le causó la muerte. Fue sepultada en el camino de Éfrata, o sea Belén. 

José Gimenez Soria