sábado, 5 de enero de 2019

LIRIOS

           El lirio es una planta herbácea de tallo ramoso con flores muy llamativas de seis pétalos que según sus colores tienen su significado. Así el blanco simboliza inocencia, pureza y modestia; el anaranjado significa pasión y excitación; el lirio amarillo significa alegría, y el rosado simboliza juventud y regocijo. Son comunes en arreglos florales y en jardines.

“De colores se visten los campos en la primavera, de colores son los pajaritos que vienen de afuera”, dice una canción de Joan Báez. En Israel los lirios alegraban el paisaje. En cierta ocasión Jesús se refirió a ellos: «Fijaos como crecen los lirios, no se fatigan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos» (Lc. 12, 27).
 
Uno le había preguntado cómo repartir la herencia con su hermano,  pero se negó a ser árbitro de la disputa. Pero viendo el apego al dinero de los presentes les dijo que la vida no depende de los bienes. Habló entonces a los que creen que solo los bienes materiales dan la felicidad, a los que ponen todo su afán en acumular riquezas y olvidan que la providencia de Dios cuida de nosotros. En esta época caracterizada por los deseos de poseer, bueno es recordar sus palabras: «No os inquietéis por la vida, qué vais a comer; ni por el cuerpo, con qué  os vais a vestir, pues la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido» (Lc. 12, 22-24)

Está empezando un nuevo año: saldrá el sol y se pondrá un día tras otro guiado por la mano del Todopoderoso; la naturaleza dará sus frutos, lloverá y nevará, y los lirios lucirán con el primoroso vestido que Dios les da. Llega la Epifanía, la fiesta de la generosidad de los Reyes Magos con el Niño Jesús y con la fantasía de los niños, una tradición familiar de regalos de los padres para sus hijos.
 
            Es hora de las buenas intenciones para el nuevo año y de los buenos propósitos. Dar de lado a las vanas preocupaciones, puede ser uno; no correr, la vida es corta y merece vivir cada hora como si fuese la última; disfrutar con la familia y practicar la amistad hace a uno más rico que un puñado de euros; no agobiarse con el sustento: observar los lirios, no se fatigan y da gloria verlos; rezar y leer la Biblia es un ejercicio diario relajante, y por último confiar en Dios: es mucho más digno de confianza que cualquiera.

José Giménez Soria