El camino de la perfección pasa por la Cruz (2Tm4)
Hoy es Jueves Santo. La meditación, la oración y el canto, en el camino de Jesús en la Vía de la Cruz, cambia la vida y la historia del hombre, pues le abre paso hacia los «cielos nuevos y la tierra nueva» (Ap21,1).
El camino del Vía Crucis es una invitación para contemplar a Cristo crucificado, porque al mirarlo nos da valor y fuerza para seguir caminando. El misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo alienta a seguir adelante con esperanza.
El Vía Crucis es una devoción centrada en los Misterios Dolorosos de Cristo. Es una manera muy fructífera de preparar el alma, día tras día, semana tras semana, para ir al encuentro con el Señor en la trágica -y gloriosa- Semana Santa.
1.
Primera Estación:
Jesús es condenado a muerte. Esta primera estación del Vía Crucis nos invita a un cambio espiritual,
a disfrutar la vida sanamente y a permanecer firmes en nuestra fe y rezar con
todo nuestro amor a Dios.
2.
Segunda Estación: Jesús carga la cruz. Pilato entregó a Jesús para que lo
crucificaran. Ellos tomaron a Jesús y cargando él mismo con una pesada cruz,
salió rumbo al sitio conocido como la Calavera.
3.
Tercera Estación:
Jesús cae por primera vez. Ha recorrido parte del
camino con el peso de la Cruz a cuestas, sus heridas le lastiman y el esfuerzo
de subir la cuesta arriba lo agota. Jesús tropieza y cae dolorosamente.
4.
Cuarta Estación:
Jesús encuentra a su madre María. La madre de Jesús y Jesús se
encuentran; no tienen necesidad de mediar palabras, solo levantan sus ojos y se
miran. María comprende la misión que tiene su Hijo.
5.
Quinta Estación:
Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Obligaron a Simón el Cirineo para que le ayudará a cargar el pesado madero
que llevaba Jesús a cuestas. Todo para llegar pronto al momento final que tanto
deseaban.
6.
Sexta Estación:
Verónica limpia el rostro de Jesús. Su rostro quedó impreso en
aquel lienzo, una imagen que siempre permanecerá en este trozo de tela, y en el
corazón de todos sus seguidores y devotos.
7.
Séptima Estación:
Jesús cae por segunda vez. Cae Jesús debajo de la Cruz,
una caída que renueva su dolor, el dolor de cada herida de su cabeza y el
infinito dolor que siente en cada parte de su cuerpo.
8.
Octava Estación:
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. Sus palabras buscaron entonces
reconfortar a las mujeres que allí estaban: “No lloréis por mí, sino por
vosotras mismas y por vuestros hijos”.
9.
Novena Estación:
Jesús cae por tercera vez. Con el cansancio y la debilidad, no podía mover su cuerpo. Sus fuerzas se agotaban y cayó otra
vez sufriendo inmensamente en manos de la crueldad humana.
10.
Décima Estación:
Jesús es despojado de sus vestiduras. Sin mediar palabra se
repartieron sus ropas entre ellos, echándolas a suerte. Junto a su cruz a cada
lado tenía a dos ladrones, que también fueron crucificados.
11.
Undécima Estación:
Jesús es clavado en la cruz. Ya clavado en la Cruz, un ladrón
recibió su perdón en el momento de su muerte. Su arrepentimiento fue tan
grande, que Jesús no dudo de cumplir con la promesa del Reino Eterno para los
justos.
12.
Duodécima Estación:
Jesús muere en la cruz. Jesús antes de expirar, vio a su madre
con el discípulo que más quería, y de sus labios salieron estas palabras:
“Mujer, ahí tienes a tu hijo”, y mirando al discípulo dijo: “Ahí tienes a tu
madre”,
13.
Decimotercera Estación:
Jesús, bajado de la cruz, es puesto en brazos de María, su madre. A las tres de la tarde, en un día nublado y oscuro, se escuchó un grito de
Jesus: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”. Cuánto dolor y tristeza tuvo que padecer la Virgen María al contemplar a
su Hijo.
14. Decimocuarta Estación: Jesús es sepultado. El centurión dio la noticia de que Jesús había muerto. José de Arimatea lo bajó de la Cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en el sepulcro cerrado con una gran roca. Con gran pena, lo observaron su madre, María, y María Magdalena.
Te adoramos Señor y te bendecimos. Amén