sábado, 9 de marzo de 2013

EL MOMENTO MÁS ESPERADO

La Iglesia Parroquial de Santa María de Albox da cobijo a una cofradía con más de siglo y medio de historia. En este templo reciben culto las Imágenes de la Hermandad de Jesús Nazareno, el Paso Morao, según la llaman en el lenguaje cofrade local.

El interior de la iglesia cobra una inusitada actividad el Vienes Santo, especialmente después de los Oficios de la Muerte del Señor, cuando esta Hermandad se dispone a iniciar su Procesión de Penitencia y más de doscientos integrantes del cortejo permanecen atentos a que se abran las puertas del templo, señal de que van a empezar a caminar. Son momentos de emoción contenida que cada uno vive a su modo, unos más comedidos y otros más vehementes; todos con la ilusión desbordada.

Se dan cita nazarenos de túnica morada y otros de túnica azul; unos hay que llevan capa blanca y otros no; todos portan una vela encendida. Abundan señoras y señoritas, damas de teja y mantilla que exhiben aspecto elegante. Los mayordomos tratan de poner orden en las filas, los penitentes se ajustan los capirotes y las damas susurran esperando su turno. Estandartes e insignias se abren paso para ocupar su puesto. La Cruz de Guía avanza la primera entre dos faroles. El incienso lanza aromas de humo que pica los ojos. 

Los tronos del Nazareno y de la Virgen se alinean junto al Altar Mayor al fondo de la iglesia; el del Sepulcro espera en la nave lateral. Las voces de los anderos se mezclan con las últimas consignas de los Mayordomos de trono. Velas y cirios ya están encendidos.

Tres imágenes, tres símbolos de una fe que mueve a cientos de personas:

Imagen del Nazareno: «Tomaron a Jesús y, cargando él mismo con la cruz salió para el lugar llamado Gólgota» (Jn. 19,17) Una imagen abatida por el dolor. Su mirada baja mueve a compasión y serenidad. Es esencia de la Cofradía.

María de la Redención: «El plan divino de la salvación, reserva un lugar a la Madre de Cristo» (De la Redemptoris Mater). Palio cobijo de estrellas. Azul inmenso para arropar a esta Imagen, rostro de facciones dulces y aniñadas que saben a gloria.

El Cuerpo del Señor: «Tomaron el cuerpo de Jesús, lo envolvieron en lienzos con aromas y lo depositaron en un sepulcro» (Jn.19, 38-42). Último trance de la Pasión. En él, la figura Yacente de Cristo, obediente hasta la cruz y paciente hasta la muerte.

Los hermanos cofrades se contagian del ansia gozosa de que la procesión va a salir. Afuera la gente se impacienta al relente de la tarde anochecida. Hay luna llena.

Retumba el primer toque de campana del trono. Se acallan las voces. Los tronos se mueven dentro de la iglesia. Avanzan las filas abriéndose paso entre el gentío. Las pesadas puertas del templo se abren de par en par a la plaza. Salvada la estrechez del cancel con la respiración contenida, la procesión ya está en la calle. Suena la música, redoblan los tambores. El  momento más esperado ha llegado.