miércoles, 23 de diciembre de 2020

CELEBRE LA ALEGRÍA DE REGALAR

Tal cual estaba escrito en un escaparate. Un anuncio-reclamo para comprar. Es Navidad y todo apunta a la avidez por comprar y regalar, lo que, según el anuncio, da alegría. Es Navidad, repito, y año que pasa año que mengua las referencias al nacimiento de un Niño que fue el origen de una nueva Era. La Navidad está siendo una fiesta sin patronazgo, solo se ven arbolitos y luces de neón, sin la enjundia que le da fortaleza de espíritu. Hemos pasado del atractivo de Belén al de la tienda del regalo.

La Navidad nació en un sencillo establo y vino caída del cielo entre cantos gozosos. La Navidad es capital para la Humanidad porque tiene rango divino; su celebración es una fiesta de alegría y de paz para todos sin condición ni nada que la rechace. El anuncio tendría que ser “Celebre la alegría de la Navidad”.

El siguiente escaparate rezaba, “Este año, aún sin abrazos, es Navidad”. Un reclamo más sutil que el anterior pero al menos recordaba la Navidad. Una Navidad sin abrazos para evitar contagios del coronavirus.

Donde radica la autentica alegría es en el Niño que nació en un pesebre que vino a traer la paz a los hombres de buena voluntad. El don de la Navidad está en la paz en la tierra que surtirá efecto en los hombres que se acogen a la voluntad de Dios; en ellos reinará la alegría.

Cada año conmemoramos la visita del niño de Belén que ilumina a los que viven en tinieblas y guía nuestros pasos por el camino de la paz (Benedictus). No es una fiesta superflua, ha dejado huella a través de los siglos a los ávidos por contemplar la gloria de Dios. Conservar y compartir su memoria es un buen síntoma de los cristianos que cada año miran al pueblecito de Belén y no se dejan llevar por los señuelos de los escaparates. 

José Giménez Soria

martes, 22 de diciembre de 2020

MISAS DE GOZO

Para simbolizar los meses de gestación de la Virgen, previos al nacimiento del Niño Jesús, días antes del 24 de diciembre se celebran las Misas de Gozo, una tradición muy arraigada en la provincia Almería, siendo en las comarcas del Almanzora y de los Vélez donde aún sobreviven.

 

Las misas se celebran a hora muy temprana y están amenizadas por coplas de marcado sabor navideño antesala de la gran fiesta religiosa. Un coro de personas de todas las edades y condición, canta las coplas con acompañamiento de panderetas, zambombas, cencerros, guitarras y otros instrumentos, alternado los villancicos clásicos con otros de autores actuales. Esta costumbre se remonta al siglo XVIII.


LA VIRGEN SUEÑA CAMINOS

La Virgen sueña caminos  está a la espera;
La Virgen sabe que el Niño está muy cerca,
De Nazaret a Belén hay una senda;
por ella van los que creen en las promesas.

Los que soñáis y esperáis la buena nueva,
Abrid las puertas al Niño que está muy cerca.
El Señor cerca está, el viene con la paz.
El Señor cerca está, es la verdad.

En estos días del año
el pueblo espera
que venga pronto el Mesías
a nuestra tierra.

En la ciudad de Belén
llama a las puertas
Pregunta en las posadas
y...no hay respuesta

LAS POSADAS
En nombre del cielo
os pido posada,
pues no puede andar
mi esposa amada.

Aquí no es mesón
sigan adelante,
yo no puedo abrir
no sea algún tunante.

No seas inhumano,
tennos caridad,
que el Dios de los cielos
te lo premiara.

Ya se pueden ir
y no molestar
Porque si me enfado
los voy a apalear.

Mi esposa es Maria
es Reina del Cielo
y madre va a ser
del Divino Verbo

¿Eres tú José?
¿Tu esposa es María?
Entren, peregrinos
No los conocía.

ESTA NOCHE NACE EL NIÑO

Esta noche nace el Niño
entre la escarcha y el hielo
quien pudiera Niño mío
vestirte de terciopelo.

Pastores venid,
pastores llegad,
a adorar al Niño
que ha nacido ya.

Una estrella se ha perdido
y en el cielo no aparece.
En el portal se ha metido
y en tu rostro resplandece.

Pastores venid,
pastores llegad;
a adorar al Niño
que ha nacido ya.


Las dificultades del camino, la llegada a la posada, la ansiedad de José, el parto de María, y los pastores: todo un pasaje evangélico resumido en tres coplillas.



sábado, 5 de diciembre de 2020

LA CIENCIA Y LA CRISTIANDAD.

El Cristianismo, que nace en un rincón del planeta sometido al Imperio romano, no es fruto de la ciencia. Tampoco la ciencia hoy da cumplida cuenta del Cristianismo.

Para empezar por lo que tiene de inabarcable como fenómeno histórico, ni se ha valorado lo que de sorprendente sobre las dimensiones sobre el ser del hombre ha aportado al planeta el Cristianismo.

La aparición del Cristianismo en la Historia del hombre rompe moldes sobre la consideración de lo que el hombre es. La vieja idea clásica de la humanitas se queda en mantillas. El hombre para el Cristianismo es más de lo que hasta su llegada se venía pensando. Ocurre con la irrupción del Cristianismo un salto en la humanitas, de otra manera, una transhumanización del hombre. Con él se ha desencializado al enraizarse el hombre en lo que no es él y queda lanzado muy por encima de sí, pensado y querido como una potencia esencialmente extracósmica.

El hombre a medida que escudriña e investiga la naturaleza, descubriendo los enigmas y leyes que la rigen, corre el peligro de volverse menos libre en las relaciones consigo mismo y con los demás, al pasarse a la naturaleza, zona de muerte de su vuelo extracósmico y de lo mejor de sus posibilidades.

Y no es que la ciencia produzca sin más el desastre de la humanidad, pero lo que sí consigue es que se esté produciendo una deshumanización del hombre, que no compensan los regalos de un estado de bienestar que tiene mucho de ficticio y de enervante y todo de empobrecimiento y de recorte de las alas para el vuelo de lo mejor del hombre.

Ramiro Duque De Aza

Maestro. Profesor de Teoría del conocimiento