Más tarde San Pablo ha dejado escrito: “De
hecho, el no cometerás adulterio, no
matarás, no robarás, no codiciarás y cualquiera de los otros
mandamientos, se resumen en esto: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo” (Rm 13,9)
Amar al prójimo se
hace prestando ayuda material o espiritual a los que la necesitan, como son las
personas sin hogar, los menesterosos, los parados o familias enteras que tienen
necesidad de alimentación y vestido, o de una acogida cercana que les haga
sentirse personas de Dios.
Cáritas es la
institución que gestiona esa labor social y caritativa encomendada por la Iglesia
Católica. En el año 2013 Cáritas atendió más de dos millones y medio de
personas en situación de exclusión social en España y otras tantas en naciones
subdesarrolladas, invirtiendo en ello 291,3 millones de euros en distintos
programas de ayuda repartidos dentro y fuera de España. La cifra proviene en un
75% de aportaciones privadas, la mayoría donativos de particulares, que han
aumentado respecto al año anterior porque ha habido mayor contribución de
jóvenes y personas mayores para paliar las dificultades de nuestros prójimos.
Por contra los fondos públicos aportados han disminuido un 11%. Son datos de la
Memoria de 2013 de Cáritas.
La labor de
Cáritas no sería posible sin la participación de 78.000 voluntarios que
trabajan sin percibir ninguna remuneración, una forma de “amor al prójimo”, que
no es noticia de telediario.
Pero esta
actividad no puede quedarse en prestar ayudas materiales. El amor al prójimo
exige también acercarse a los que sufren en soledad y necesitan el consuelo de
una grata compañía.
Cuando el Señor
dijo a sus discípulos “Dadles vosotros de comer”, para alimentar a los que le
seguían por un descampado, este mensaje, que también hoy se dirige a todos,
“implica tanto la cooperación para resolver las causas de la pobreza, como los
gestos de solidaridad ante las miserias que nos encontremos”. “Cada cristiano y
cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y
promoción de los pobres, de manera que puedan integrase en la sociedad”.
(Evangelii Gaudium 187 y 188)
Cáritas se distribuye
por toda España en Cáritas Diocesanas y Parroquiales, al servicio de los
hermanos más débiles, que son atendidos por generosos voluntarios. Si queremos colaborar,
sabed que donde hay una parroquia allí encontraremos a Cáritas al pié del cañón.
La conducta
cristiana hay que manifestarla en el amor al hermano solidarizándose con él,
pues si esto falta, vana será nuestra relación con Dios. Así lo dice San Juan:
“Si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra
sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?”. Primera carta: (1Jn
3,17).