“Los ateos, no solo viven como si Dios no existiera, sino que, además, ponen zancadillas a los creyentes”
Este es el título del nuevo credo que resume los dogmas que, desde un tiempo a esta parte, están siendo impuestos en la sociedad para encizañarla.
Su autor, un cura argentino llamado Leonardo Castellani, destacó por su talento y su humor irresistible. Hombre de gran cultura, ofició de periodista y con su saber literario, montó un baluarte para defender sin fisuras la ortodoxia católica. Polémico y profético, se granjeó demasiados enemigos como para que sus contemporáneos dijeran de él que se peleó con todos menos con Dios.
Aunque murió en 1981, su obra resulta aun hoy incómoda para los fanáticos que no le perdonan su firmeza contra los tibios. Su obra fue un anticipo de los grandes problemas que preocupan hoy a la humanidad. Una muestra de este genio es el siguiente credo.
“Creo en la Naturaleza Todoproductora, donde salieron el cielo y la tierra.
Y en el Homo Sapiens, su único Rey y Señor,
que fue concebido por Evolución de la Mónera¹ y el Mono.
Nació de la Santa Materia,
bregó bajo el negror de la Edad Media.
Fue inquisicionado, muerto, achicharrado,
cayó en la miseria,
inventó la Ciencia,
y ha llegado a la Era de la Democracia y la Inteligencia.
Y, desde allí, va a instalar en el mundo el Paraíso Terrestre.
Creo en el Libre Pensamiento,
la Civilización de la Máquina,
la Confraternidad Humana,
la Inexistencia del pecado,
el Progreso Inevitable,
la Putrefacción de la Carne
y la Vida Confortable. Amén”
¹Mónera, organismo procariota, unicelular, con nutrición heterótrofa como las bacterias.
domingo, 21 de febrero de 2010
sábado, 6 de febrero de 2010
DEUTERONOMIO.
El presidente del Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero, en el Desayuno de Oración celebrado el día 4 en Washington, citó unos versículos del capitulo 24 del Deuteronomio, en la parte que se refiere a la protección del hombre.
El Deuteronomio es el último libro del Pentateuco, que está formado por los cinco primeros libros de la Biblia. La tradición judía los denomina Torá. En el Deuteronomio se leen las palabras que Moisés dirigió a Israel ya cerca de la tierra prometida, en las que quiso legar al pueblo las normas morales e instrucciones inspiradas por Yahvé, para su observancia.
Las palabras del Sr. Rodríguez Zapatero citando el libro sagrado, fueron, «Permítanme que les lea un pasaje de la Biblia, del capítulo 24 del Deuteronomio: “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día antes de que se ponga el sol porque está necesitado y su vida depende de su jornal”». Al margen de que el versículo 14 emplea el término hermanos, en vez de compatriotas, en el versículo 15 omitió deliberadamente el último párrafo que dice “De lo contrario, apelará a Yahvé, y tú cargarás con un pecado”. Dada su condición agnóstica, el Presidente borra a Yahvé y la palabra pecado de su discurso. Trata de regular una pobre justicia social, pero tergiversa el sentido del versículo cuyas últimas palabras remiten a Dios. Se inventa una falsa doctrina propia de quien yerra mucho.
Más adelante, el Sr. Rodríguez Zapatero, repitió otra idea “La libertad es la verdad cívica, la verdad común… la que nos hace verdaderos, auténticos como personas y como ciudadanos, porque nos permite a cada cual mirar a la cara al destino y buscar la propia verdad”. Aquí el orador queriendo o sin querer, invierte unas palabras de Jesucristo a los judíos “Si os mantenéis firmes en mi doctrina, sois de veras discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. (Jn 8,32) Esta última frase, tan importante, hace que el Papa Benedicto XVI, en su encíclica «Caritas in veritate», relacione verdad y amor. Por otra parte para un cristiano la libertad sin amor no aporta nada ante la muerte, mientras que la Verdad de la Resurrección es su fuente de esperanza.
La Biblia invita al conocimiento. Aludir a sus muchos pasajes, citándolos malintencionadamente fuera de contexto, desfiguran la Verdad que los cristianos hemos de creer. Del libro de la Sabiduría, el Sr. Rodríguez Zapatero podría aprender que la ignorancia lleva a los hombres a dar el nombre de paz a las guerras, y a males terribles como el no respeto a la vida, el infanticidio, el robo y la corrupción, el trastorno de matrimonios o la confusión de valores. Y si saltase al Nuevo Testamento, en la primera carta de San Pablo a los Corintios, leería “La caridad es paciente, es servicial; no tiene envidia ni se engríe; no es grosera ni egoísta, no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia, se alegra de la verdad. La caridad todo lo tolera”. (1Cor 13, 4-7)
El Sr. Rodríguez Zapatero se ha ido a rezar lo que no sabe.
El Deuteronomio es el último libro del Pentateuco, que está formado por los cinco primeros libros de la Biblia. La tradición judía los denomina Torá. En el Deuteronomio se leen las palabras que Moisés dirigió a Israel ya cerca de la tierra prometida, en las que quiso legar al pueblo las normas morales e instrucciones inspiradas por Yahvé, para su observancia.
Las palabras del Sr. Rodríguez Zapatero citando el libro sagrado, fueron, «Permítanme que les lea un pasaje de la Biblia, del capítulo 24 del Deuteronomio: “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día antes de que se ponga el sol porque está necesitado y su vida depende de su jornal”». Al margen de que el versículo 14 emplea el término hermanos, en vez de compatriotas, en el versículo 15 omitió deliberadamente el último párrafo que dice “De lo contrario, apelará a Yahvé, y tú cargarás con un pecado”. Dada su condición agnóstica, el Presidente borra a Yahvé y la palabra pecado de su discurso. Trata de regular una pobre justicia social, pero tergiversa el sentido del versículo cuyas últimas palabras remiten a Dios. Se inventa una falsa doctrina propia de quien yerra mucho.
Más adelante, el Sr. Rodríguez Zapatero, repitió otra idea “La libertad es la verdad cívica, la verdad común… la que nos hace verdaderos, auténticos como personas y como ciudadanos, porque nos permite a cada cual mirar a la cara al destino y buscar la propia verdad”. Aquí el orador queriendo o sin querer, invierte unas palabras de Jesucristo a los judíos “Si os mantenéis firmes en mi doctrina, sois de veras discípulos míos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. (Jn 8,32) Esta última frase, tan importante, hace que el Papa Benedicto XVI, en su encíclica «Caritas in veritate», relacione verdad y amor. Por otra parte para un cristiano la libertad sin amor no aporta nada ante la muerte, mientras que la Verdad de la Resurrección es su fuente de esperanza.
La Biblia invita al conocimiento. Aludir a sus muchos pasajes, citándolos malintencionadamente fuera de contexto, desfiguran la Verdad que los cristianos hemos de creer. Del libro de la Sabiduría, el Sr. Rodríguez Zapatero podría aprender que la ignorancia lleva a los hombres a dar el nombre de paz a las guerras, y a males terribles como el no respeto a la vida, el infanticidio, el robo y la corrupción, el trastorno de matrimonios o la confusión de valores. Y si saltase al Nuevo Testamento, en la primera carta de San Pablo a los Corintios, leería “La caridad es paciente, es servicial; no tiene envidia ni se engríe; no es grosera ni egoísta, no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia, se alegra de la verdad. La caridad todo lo tolera”. (1Cor 13, 4-7)
El Sr. Rodríguez Zapatero se ha ido a rezar lo que no sabe.
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