sábado, 28 de marzo de 2009

SMS CONTRA EL HAMBRE


Oyendo el runruneo de la emisora de radio recitando a grito pelado el enésimo ¡goool! marcado en la tarde dominical, sorprende que el locutor deportivo meta una cuña publicitaria reclamando la solidaridad de los oyentes para ayudar a paliar el hambre en el mundo. Mientras va leyendo en el guión que hay casi mil millones de personas que pasan hambre en el planeta, su tono de voz quebrada delata su incredulidad y espanto, y no es para menos. ¡Casi mil millones, repite para sí y para sus compañeros de emisión!

La campaña que lanza la emisora consiste en que cada oyente envíe un mensaje SMS a un número de cuatro cifras, cuyo coste, inferior a un euro y medio, es la contribución del aficionado a tan generosa causa. Se diría que el deporte de masas, avergonzado de pagar sueldos y primas supermillonarios a las superestrellas del balompié, lava su conciencia procurando una ínfima limosna para los hambrientos.

Cuando el espacio deportivo deja paso a la otra actualidad, el noticiario cuenta que el presidente Obama, va a invertir a toda velocidad un billón de dólares para intentar salvar la moribunda economía norteamericana, metiendo esos fondos en el sistema financiero para luchar contra la recesión económica vigente. Esta inyección dineraria ya ha despertado la avaricia de las grandes corporaciones capitalistas que buscan como trincar un cacho del pastel.

En la zona euro ocurre tres cuartos de lo mismo. Los Estados aplican inyecciones de dinero sacado a los contribuyentes contra la recesión de la macroeconomía. En uno y otro caso, el llamado primer mundo, se olvida de esos mil millones de necesitados que seguirán aparcados en su crisis perpetua.

Cuando esto sucede ha aparecido en Internet este desafío: "Cambio tesoros del Vaticano por comida para África. ¿Te apuntas?".

Ya era extraño que, tras largos meses de crisis, no saliera alguien reivindicando el patrimonio de la Iglesia para destinarlo a dar comida a los pobres de África. Este es un asunto recurrente empleado por quienes no han hecho nada en su vida para aliviar la sed o el hambre de un africano, pero desbarran contra la Iglesia.

La riqueza de la Iglesia no está en los tesoros vaticanos que quiere vender el provocador del mensaje. Está en los más de 25.000 centros sociales y casi 100.000 centros educativos que atiende en territorios de misión. Está en la lucha que inició Juan Pablo II para que sea condonada la deuda externa de los países más pobres del mundo, tratando de salvar el difícil obstáculo que oponen los países ricos. Está también en Cáritas, en Manos Unidas, en otras Organizaciones Católicas, y en Hermandades cuya obra social no la iguala ningún otro organismo mundial.

No hay ninguna institución que tenga más centros de beneficencia y haya hecho más donativos al continente africano que la Iglesia católica. Se cuentan por miles los misioneros y misioneras católicos que han regalado y siguen entregando su amor y su vida a los africanos, incluso en situaciones extremas de guerra, persecución, epidemias o catástrofes.

El locutor deportivo, ahora más pendiente de cómo queda la clasificación de los equipos, sigue metiendo la cuña publicitaria de ‘a un euro y medio el SMS’. Al terminar la jornada quizá calcule cuántos euros haya podido recaudar en toda la tarde, pero es seguro que se preguntará ¿alguien podría explicar cómo es posible que los Estados Unidos y Europa hayan invertido miles de millones de dólares para el rescate de la actual crisis económica, y que siga el bochornoso espectáculo de los casi mil millones de personas muertas de hambre?

La Iglesia no puede disponer a su antojo del contenido de los museos del Vaticano porque, más que dueña, es su custodia desde hace siglos. Lo que en ellos hay depositado es patrimonio de todos los creyentes que confiaron en la Iglesia para salvar la cultura de Europa de las invasiones de los bárbaros. ¿Por qué con el mismo reclamo el internauta no pide a los países que vendan las obras de arte de sus museos para ayudar a los africanos?

Plantea una utopía propia de ignorantes con el fin de atacar a la Iglesia jaleados por la casta de los resentidos. Porque, en caso de que fuera posible su venta, ¿cuánto se obtendría? Los tesoros del Vaticano tendrían entonces como dueña a una multinacional, -o tal vez a un jeque productor de petróleo-, que los administraría en beneficio propio, tras pagar al Vaticano un precio difícil de calcular. Y, cuando al cabo del tiempo, se acabase ese dinero, que la Iglesia emplearía en su misión apostólica, ¿a quien reclamaría entonces el que se queja de la Iglesia, para seguir dando de comer al hambriento? ¿A la multinacional o al jeque árabe?

La verdadera causa de la pobreza y del hambre radica en el egoísmo del ser humano, en su ambición y falta de solidaridad. Y eso no se cura más que practicando la doctrina y siguiendo el ejemplo de la Iglesia. Y mientras esto no ocurra, vendrán los nuevos obamas revestidos de túnicas mesiánicas, recaudando fondos de las clases menos favorecidas para dárselos a los ricos.

«Los malvados, que tienen la muerte por amiga, dicen entre sí:

“Corta y triste es nuestra vida; para el fin del hombre no hay remedio. Gocemos pues de los bienes existentes,… llenémonos de vinos exquisitos y perfumes, y no dejemos pasar ni una flor de la primavera.
Que no faltemos ninguno a nuestra orgía,… oprimamos al justo pobre, no perdonemos a la viuda ni respetemos al anciano. Sea nuestra fuerza la norma de la justicia porque lo débil está visto que es inútil”.


Así razonan, pero se engañan. Los ciega su maldad. No conocen los secretos de Dios ni creen en el premio de las almas intachables. (Libro de la Sabiduría, cap 2)».

domingo, 22 de marzo de 2009

SINRAZON PARA LA CIUDADANIA


Estos días el proyecto de nueva ley del aborto que propone el Gobierno se ha hecho presente en los medios de comunicación. Entre los que están a favor y los que están en contra se ha levantado un revuelo de opiniones y comentarios hábilmente propiciado por los asesores gubernamentales, expertos en sacar a la luz pública cuestiones controvertidas para tapar otros problemas de mayor calado, como es la crisis económica que está derrotando los ánimos más templados. Bajo la falacia de que el aborto “está reclamado por la sociedad” y que es un “derecho de la mujer” un ministerio llamado de Igualdad quiere justificarlo con leyes indecentes.

Las reacciones de lo que defienden la Vida humana desde el momento de la fecundación no se ha hecho esperar. La Iglesia Católica apoyada por un gran número de Asociaciones, Cofradías y Hermandades, fiel a los mandatos de la ley de Dios, como no podía ser de otro modo, ha lanzado una campaña en defensa del no nacido que ha sido contestada con exceso de agresividad por el partido en el poder. Por otra parte miles de intelectuales y científicos españoles, también se han manifestado en contra de la ley con argumentos avalados por la Ciencia, que tiene demostrada la existencia de un ser humano, vivo, irrepetible y singular desde el momento de la concepción. Sobre el Manifiesto de estos científicos, el Gobierno no ha dicho nada, más preocupado por atacar a la Iglesia, -deporte que el partido socialista practica desde que se fundó-, que por demostrar científicamente la bondad de lo que propone, cuestión harto difícil por no decir imposible. En una muerte provocada no puede existir bondad.

Vean los lectores cómo algunos próceres gobernantes, con sus ocurrencias, definen la línea argumental de sus ataques a la Iglesia:

“La cúpula de la Iglesia va en contra de los tiempos y del progreso de la sociedad”. Manuel Chaves, Presidente del PSOE.

“La Iglesia es hipócrita, camina hacia atrás y defiende posiciones rancias y antiguas”. José Blanco, Vicesecretario del PSOE.

Pues no señores. Si se trata de algo tan serio como abogar por la Vida de un ser indefenso, el “progreso” de Chaves no puede consistir en matar bebés, y sobre la “posición rancia” que dice Blanco habría que preguntarle si quiere instaurar la pena de muerte para los que no han sobrepasado las 14 semanas de vida.

“Los obispos quieren que las mujeres que aborten vayan a la cárcel”.José Antonio Alonso, Portavoz del PSOE.

“El camino que sigue la Conferencia Episcopal es distinto al que sigue la sociedad”, Bernat Soria Ministro de Sanidad y Consumo.

Alonso y Soria falsifican la verdad. ¿De dónde saca semejante trola el señor Alonso? o ¿a qué sociedad se refiere el tal Soria que dice ser ministro de Sanidad? ¿Qué entiende el tal Soria por sanidad? ¿acaso la labor de un matarife?

“La campaña es agresiva, pero la Iglesia tiene todo el derecho a realizarla”. Josep Antoni Durán Portavoz de CIU.

“Aído quiere convertir el aborto en sustitutivo del preservativo”, Manuel Fraga, Presidente fundador del PP.

He aquí dos perlas de los partidos que quieren moderar la cuestión. El uno mira con lupa la agresividad de la campaña. Pero vamos a ver Sr. Durán, qué es más agresivo ¿lanzar una campaña de anuncios o extraer a la fuerza el feto del vientre materno y tirarlo a la basura?

“Lo aberrante es que una niña de 16 años aborte sin consultar a sus padres”. María Dolores de Cospedal, Secretaria General del PP.

Esto último forma parte del pensamiento débil de la señora Cospedal, para quien lo peor no es que una joven chavala aborte, sino que no consulte con sus padres si quiere abortar. O sea el rábano por las hojas.

Con enorme desfachatez, Bibiana Aído, tan pobre de espíritu, lanza su doctrina: pretende proteger la vida de los niños cuando ya son independientes de sus madres. ¿Y eso cuando ocurre, señora ministra? Hasta el más tonto sabe que un niño depende de su madre hasta mucho después de dar sus primeros pasos. ¿Por qué no favorece la maternidad en vez de incitar al aborto? Con que solo hiciera esto, justificaría su misión ministerial.

El aborto no es una batalla planteada solo por la Iglesia. Miles de intelectuales y científicos de las ramas de la Bio-Medicina, de la Histología, de la Antropología, de las Humanidades y de las Ciencias Sociales, se han plantado contra la nueva ley del aborto. Y lo han hecho firmando el Manifiesto de Madrid, cuyas principales conclusiones son:

· La vida empieza en el momento de la fecundación y el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano.

· Ni el embrión ni el feto forman parte de un órgano de la madre.

· Un aborto es un acto simple y cruel de interrupción de una vida humana.

· Las mujeres deben conocer las secuelas sicológicas: el síndrome post-aborto.

· Que una joven de 16-17 años decida sola, es una forma de violencia contra la mujer y una irresponsabilidad.

Entre los firmantes se encuentran César Nombela, Nicolás Jouve, Francisco Abadía Fenoll, María Dolores Vila-Coro, Mónica López Barahona, Francisco Javier Novo o Gador Joya, con currículos tan impecables como corresponde a Catedráticos de Genética, o de Microbiología, o de Biología Celular de prestigiosas universidades españolas; o bien Doctores en Medicina, o en Derecho; o expertos en distintos ámbitos.

A estos postulados el Gobierno da la callada por respuesta, porque carece de base intelectual y rigor científico. Lo suyo es procurar el naufragio moral de la sociedad educando (?) en sinrazón para la ciudadanía, y por eso arremete violentamente contra la Iglesia, única defensora de los preceptos éticos y morales que deben regir el mundo.

Pero como la Iglesia la forman millones de españoles,-no solo obispos y sacerdotes-, los cientos de Hermandades y Cofradías de Penitencia que en estas fechas viven la Cuaresma, han dado muestras de coraje cofrade manifestando su rechazo al aborto mediante la Oración colectiva como la mejor arma para oponerse al bisturí.

“Su mente se dedicó a razonamientos vanos y su insensato corazón se llenó de oscuridad. Alardeando de sabios, se hicieron necios… y cambiaron la verdad de Dios por la mentira”. De la carta de San Pablo a los Romanos refiriéndose a los paganos.

Domingo 22 de marzo, 4º de Cuaresma de 2009.

domingo, 8 de marzo de 2009

NO LO COMPRENDO

El ser humano, tras desarrollarse mediante la información contenida en los genes, se abre a dimensiones infinitas.

Yo puedo comprender muchas cosas. Comprendo que una persona, por haber carecido de posibilidades, no tenga idea de lo admirable que es la vida. Comprendo que una persona no haya podido cultivar su sensibilidad y no distinga la más bella música de un simple ruido. Lo que no puedo comprender es que personas que han tenido el privilegio de cursar estudios, incluso superiores, sean incapaces de advertir que la vida humana, desde que se inicia, nos maravilla por su complejidad, su potencia creadora, su capacidad de configurar en poco tiempo un organismo que cientos de generaciones bien dotadas todavía no han logrado descifrar totalmente.

Si me dicen que son capaces de ello, entonces no acierto a comprender cómo se atreven a enfrentarse al poder maravilloso que dirige ese proceso que va organizando la vida de alguien que va a moverse, hablar, sentir, querer, hacer felices a otros, abrigar anhelos sin límite... Conocemos arquitectos que diseñan edificios admirables, y constructores que, piedra a piedra, los van alzando ante nosotros. ¿Alguien me puede revelar la existencia de un edificio que se haya edificado a sí mismo, creando desde un núcleo inicial los materiales necesarios para cada una de las partes y ordenándolos de forma armónica y eficiente? No lo hay; es pura ciencia-ficción. Pues el más humilde ser humano supera con mucho dicha ficción. El ser humano, tras desarrollarse mediante la información contenida en los genes, se abre a dimensiones infinitas. Pensémoslo durante unos minutos y nos espantará ver que seres humanos, vecinos nuestros, se arrogan el derecho de quebrar de raíz el «milagro de la vida humana» con fines suciamente lucrativos o miserablemente electorales.

Yo puedo comprender muchas cosas. Pero esto, no. Durante siglos, la Humanidad se esforzó por lograr una actitud de respeto incondicional a la vida humana. Y lo consiguió en buena medida. Pero ahora, la barbarie del aborto nos devuelve a las épocas menos desarrolladas en cuanto a moralidad o, sencillamente, a sentido humanitario. La nueva ley que nos amenaza con permitir el aborto libre —sin más motivación que el capricho individual— va a causar un bochorno insoportable a quienes no hayan perdido del todo la capacidad de pensar y de sentir. Se sentirán a disgusto en una sociedad tan degradada. Como miembros de la misma, se verán descalificados como personas si no lo delatan a gritos. Y se considerarán envilecidos, exiliados del ámbito de la cultura. No de la civilización, pero sí de la cultura.

Los responsables de tal ley pueden estar seguros de que, en este momento, las palabras más duras del diccionario afluyen, de por sí, a los puntos de mi pluma. Sólo les voy a decir la más contundente, a mi entender: «¡Son ustedes radicalmente injustos!». Tergiversan el orden de las cosas, alteran la escala de valores, aplican el poder que les han dado a vulnerar —sin más razón que su interés— el derecho a nacer de multitud de futuros españoles y a herir la sensibilidad de millones de compatriotas. Pero han de saber que todo ataque a la realidad no queda impune, pues la realidad acaba vengándose. Lo malo es que esta venganza nos afectará a todos. Es la tragedia de la política cuando se corrompe y se reduce a moneda ideológica falsa.

Alfonso López Quintás
Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas