jueves, 12 de marzo de 2020

FE Y CORONAVIRUS

No olvidemos que Dios existe. Y escucha. Y ampara. Y perdona. Pero hay que pedírselo. Hay que rezar y tener fe. Dios no está encerrado en su trono de Gloria; está ahí cerca, en el altar del Sagrario. “Llamad y se os abrirá”, dijo Cristo Jesús más de una vez. Nos dio confianza: Todo lo que contribuya a la vida del hombre, no solo el alimento, será concedido por Dios Padre, vino a decir.
 
        Nos invade el desasosiego por el dichoso virus. Queremos que pase rápido sin dejar un triste rastro a su paso. Pero en medio de tantas buenas intenciones, de tanto temor, ¿nos hemos acordado de elevar una petición de clemencia a Dios Padre? ¡Al que escucha, ampara y perdona! ¿No? pues hay que pedírselo. Y hacerlo con fe,  siendo conscientes y con disponibilidad para recibir sus dones. Él no nos pedirá nada a cambio. Le basta dialogar con Él con una oración.  


Cuenta en Génesis que Dios se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras estaba sentado a la puerta de la tienda. Alzó la vista y vio tres hombres, fue su encuentro, se postró en tierra y dijo: «Dios mío no pases de largo junto a tu siervo». Luego de comer y de descansar los hombres se levantaron y miraron hacia Sodoma. Abrahán fue a despedirlos. Dios pensó: «¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave». Abrahán en pie ante Dios le dijo «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes? ¡La suerte del inocente va a ser como la del culpable! El juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?». Dios contestó: «Si encuentro en Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos». Abrahán respondió: «¡Me he atrevido a hablarte, yo que soy polvo y ceniza! Y si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?». Respondió Dios: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco». Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta». Él dijo: «En atención a los cuarenta, no lo haré». Abrahán siguió hablando: «Que no se enfade mi Dios si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?». Él contestó: «No lo haré, si encuentro allí treinta». Insistió Abrahán: «Ya que me he atrevido a hablar a mi Dios, ¿y si se encuentran allí veinte?». Respondió Dios: «En atención a los veinte, no la destruiré». Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Dios si hablo una vez más: ¿Y si se encuentran diez?». Él contestó: «En atención a los diez, no la destruiré». Cuando terminó de hablar con Abrahán, Dios se fue; y Abrahán volvió a su lugar.
 
          Abrahán intercedió a Dios por los inocentes de Sodoma. Abrahán dialogó con Dios que lo escuchó, no cedió a la incredulidad sino que creyó y dio gloria a Dios porque estaba persuadido de que atendía sus suplicas. Vamos con ello.
 
Frente a la propagación de coronavirus, monseñor Stanislaw Gadecki, presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia ha pedido a los sacerdotes que celebren más Misas los domingos a fin de disminuir el número de fieles por misa y evitar la masa de personas. Polonia confirma 22 casos de personas con Covid-19.
 
José Gimenez Soria