Han pasado dos años y vuelven a las calles los tronos pasionales que hacen brillar la fe de los cofrades. ¿Es una fe viva o mortecina? En estos días Dios entra lo mismo en la conciencia del que carga un trono -un altar ambulante- que en la del penitente con capirote que sostiene su vela.
Cristo está en la calle; parece vencido, pero al tercer día saldrá victorioso. Primero fue prendido, y una vez condenado, lo sometieron a un castigo brutal: fue golpeado y coronado de espinas; le cargaron un pesado madero que lo dejó extenuado, y fue crucificado entre burlas de miserables.
La Pasión del
Señor, según Fray Luis de Granada, se resume así: humildad,
obediencia, mansedumbre y silencio. Esa es la actitud del protagonista: Jesús
Nazareno, el Hijo de Dios que se hizo hombre para redimirnos.
Empieza la Semana Sacra, una semana intensa en nuestro pueblo, Albox (Almería). Se nota el ajetreo. Un vaivén de idas y venidas dan al aire una intensidad sacra que tomará aliento con el Señor Prendido en su Pasión y Misericordia dando los primeros pasos entre ecos de tambores. El Domingo es de palmas, ramos de olivo y cantos de Hosanna. Domingo de oraciones jubilosas.
El Martes de Lavatorio abre la Plaza de los Luceros el Nazareno de túnica blanca con su eterna lección de humildad. Llegará el Jueves Santo vestido de mantillas con la exquisita Virgen de los Dolores y sus nazarenos de negro por la calle Cervantes. Y caerá la noche y amanecerá un Viernes Santo de mañana agradecida. Por la calle Ancha baja San Juan en volandas, anunciando el Primer Dolor de la Virgen que llora al Hijo Crucificado. Más tarde, ya a la hora nona, la Gloriosa Virgen de las Angustias muestra piadosa al Señor Muerto en su regazo al paso por Ramón y Cajal, y cuando la noche oscurece, una campana anuncia a Cristo Yacente amortajado. En el silencio de la Plaza Mayor asoma la Cruz del Nazareno entre cirios moraos reanimando las conciencias, luego enternecidas al ver el luminoso rostro de María de la Redención rodeada de “manolas”. De luto riguroso la Virgen en su Soledad, cierra la noche.
El Sábado Santo, Dios
calla. Es la víspera de su victoria definitiva. Sabe cómo salir del sepulcro. Cuatro mujeres, María Magdalena; María, madre
de Santiago; Salomé y Juana, mujer de Cusa, van a ser testigos de su
Resurrección.
Al alborear el primer
día de la semana, el Domingo de Resurrección, el Domingo de Pascua, la
tristeza resultará derrotada. ¡Que reine la paz sobre la Tierra y el alma se
serene!