Ascensión Jiménez resultó elegida
por el 100% de los votos emitidos, cuyo cómputo alcanzó el 50% del censo de
hermanos cofrades, un alto porcentaje para respaldar a una hermana que conoce al
dedillo la Cofradía y es respetuosa con su tradición.
A la nueva Hermana Mayor le toca
conjugar la continuidad de los logros alcanzados en los últimos años, con la
esencia de la Cofradía: solemnizar el Misterio de la Redención para mayor
gloria de Dios y el provecho espiritual de los hermanos.
Prosperar en el patrimonio cofrade
requiere voluntad y dinero, dos elementos contrapuestos: hay abundancia de la primera
pero escasea el segundo. Con todo, los cultos y procesiones lucen más y mejor por
la voluntad que por el saldo de caja. El empeño del cofrade morao por la buena marcha
de las celebraciones de la Cofradía no se puede valorar en euros cuando está
por medio una fuerza de ánimo que lo mueve a no darse por vencido. Una fuerza
que emana de aquello que irradian unas Imágenes.
Pero nuestra Cofradía no es solo el patrimonio
de tronos e imágenes. Tiene además un patrimonio espiritual íntimo de cada
cofrade para cultivar año tras año. Al cofrade morao se nos ha de notar, no solo
en el color de la túnica, también porque llevamos una vida religiosa a cuestas
que mira a su interior y nos sirve para sentirnos orgullosos de “ser de una
Cofradía” sin rendijas por donde escape la fe, cuyo logotipo es la cruz que
lleva el Nazareno, la misma que se alza sobre la Urna del Sepulcro como signo y
señal de la Redención ya consumada.
Esta Cofradía, que hunde sus raíces
en la antigua del Santísimo, vibra con sus Imágenes, pero su brújula está
siempre orientada hacia la búsqueda del Señor en el Sagrario. Hacia ese norte hemos
de caminar los cofrades cada vez con más fuerza y sin complejos, en una procesión
que no termine con el último redoble de un tambor. Nos va en ello hacer que
nuestra Hermandad sea una referencia cristiana en Albox y en la comarca.