En el Santísimo
Sacramento de la Eucaristía están contenidos
verdadera, real y
substancialmente el Cuerpo y la Sangre de Cristo;
por tanto, Cristo se
hace presente como Dios y hombre,
y es preciso darle culto de adoración con el
mayor respeto.
La Iglesia, consciente de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, coloca el Sagrario en lugar preferente del templo para que se manifieste esa presencia real y se tome conciencia de su adoración. Se identifica por la lamparilla encendida y ante él se deben observar las formas correctas: silencio, recogimiento y actitud orante.
Infelizmente se dan
momentos de escasa o ninguna reverencia ante el Sagrario, bien por parte de los
fieles, o por descuido del clero.
Uno de esos momentos ocurrió en la JMJ de
Lisboa: tres jóvenes rezando ante el Santísimo, desgraciadamente amontonado en
unos enormes túperes de plástico. Este es el testimonio de la joven Savannah Dudzik, que viajó desde Florida.
“El sábado por la tarde
tuvo lugar la alabanza y la adoración en el Campo de Gracia de la Jornada
Mundial de la Juventud. Mi amiga y yo volvíamos de esta celebración cuando
vimos unas grandes cajas grises sobre una mesa, y alrededor de ellas, dos o
tres personas estaban rezando. Yo estaba confusa. Ni mi amiga ni yo sabíamos a
quién rezaban.
Una señora dijo:
«Jesús. Jesús está ahí», y en ese momento me enfadé: ¿Cómo os atrevéis a faltar
al respeto a nuestro Señor? ¿Qué creéis que estáis haciendo? Ponerlo en una
caja con ningún respeto... ¡La gente pasa de largo y no sabe que está ahí!
De regreso al
campamento yo estaba enojada, pero mis amigas y yo decidimos que teníamos que
hacer algo en lugar de enfadarnos. Agarramos nuestros rosarios, volvimos a
Jesús y rezamos allí un rosario en pro de Su Sagrado Corazón.
En mi humilde
opinión, es una vergüenza colocar la Eucaristía para el culto en un recipiente
tan indigno, y una vergüenza que muchos de los jóvenes ni siquiera supieran que
ese era Jesús -que vino y sufrió y murió por ellos- y ¡que debían postrarse
ante Él en adoración!
Cuando se adora a
Jesús, siempre debería estar en un Sagrario o expuesto en una custodia. He
hablado con varios sacerdotes de este caso y todos están de acuerdo conmigo.
Uno incluso me dijo que en la Misa de miles de personas en la Plaza de San
Pedro se utilizan enormes copones de oro para albergar a Jesús.
El hecho de que el
70% de los católicos ni siquiera crea en la presencia real de Cristo en el
Sagrario hace que este caso sea más triste. ¿Cómo se supone que los jóvenes vamos
a creer que Jesús está realmente aquí cuando se nos presenta así?
Amo nuestra fe
católica y a nuestro Magisterio, pero quiero oír una declaración de obispos y
sacerdotes. Dígannos, a los jóvenes de todo el mundo:
¿Por qué se mostró
así a Jesús?
Di varios días a los
obispos, a los organizadores de la JMJ y a algunos secretarios episcopales para
responder. No recibí ninguna respuesta, y decidí hacer público mi testimonio”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario