viernes, 29 de septiembre de 2023

PARTICIPAR EN LA MISA

Con frecuencia se oye decir “Voy a oír Misa”, siendo más correcto afirmar “Voy a participar en la Misa”, porque quien acude a una Iglesia donde un sacerdote celebra la Santa Misa, participa en ella, o debe participar en ella. Lo contrario sería como ir al cine y ser un simple espectador de la película.

La celebración de la Misa sigue un ritual. La preside el sacerdote celebrante, le ayudan el diácono, los acólitos y los lectores, y los fieles participan. La Misa tiene dos partes diferenciadas: La Liturgia de la Palabra, centrada en las lecturas bíblicas y en la oración de los fieles, y la Liturgia Eucarística que comprende la Consagración y la Comunión hasta el final.

El documento titulado «Ordenación General del Misal Romano» expone lo que se celebra en la Misa y detalla cada una de sus partes y las posturas, gestos, vestiduras y lugares, a tener presentes. Es un conjunto de normas y explicaciones para que los fieles participantes en la Misa lo hagan de forma adecuada, y sientan y comprendan que la celebración sirve para su santificación y para dar gloria a Dios.

Salvo por razones de salud u otras circunstancias, hay que guardar determinadas posturas en el curso de la Misa. En posición de pie, se estará desde la entrada del sacerdote hasta el inicio de las lecturas; en el aleluya, en el Evangelio, en el credo, en la oración de los fieles y desde la oración sobre las ofrendas hasta el final. Se podrá estar sentado durante las lecturas bíblicas -salvo en el Evangelio-, en la homilía, en la preparación del altar y antes de que empiece la oración después de la Comunión. Finalmente se estará de rodillas en la Consagración desde la invocación del Espíritu Santo, cuando el sacerdote extiende las manos sobre el pan y el vino, hasta la aclamación: “Éste es el sacramento de nuestra fe”, y después de comulgar.

Todas las posturas tienen un significado. Ponerse de pie es señal de respeto hacia el celebrante y de reconocer la Palabra de Dios en el Evangelio. La postura de rodillas se identifica con penitencia, con adoración, y estar sentados es postura para la escucha, -las lecturas bíblicas- y meditación, después de la Comunión. Las posturas manifiestan la participación en la Misa y no vale acomodarlas por conveniencia.

Otra faceta de la celebración Eucarística son los gestos. El más común es la Señal de la Cruz con la que empieza y termina la Misa. Es el símbolo de la Redención. Tras el Padrenuestro se hace el Saludo de la Paz con un apretón de manos y un saludo. Por último, se aconseja hacer una Señal de reverencia antes de recibir de pie la Comunión. Este gesto es un cumplido al Señor que se ofrece como alimento espiritual.

La participación en la Misa implica también que los fieles respondan a los saludos y diálogos del celebrante al finalizar las lecturas y el salmo. Así mismo se unirán a las oraciones del sacerdote, diciendo “amén”, e igualmente dirán al final de la plegaria Eucarística: “Por Cristo, con él y en él...etc.”

En la Misa los colores de las vestiduras litúrgicas muestran el tiempo litúrgico. El Blanco es propio del Tiempo Pascual, de Navidad, de celebraciones de la Virgen María y de los Santos no mártires. El Morado, color de penitencia, se usa en Adviento, Cuaresma y en Misas de difuntos. El Rojo se utiliza en las Misas del Espíritu Santo y de los Santo Mártires. El Verde es para el Tiempo Ordinario y el Azul es exclusivo de la Inmaculada Concepción.

Participar en la Santa Misa es un acto de adoración y alabanza a Dios, que representa la Ultima Cena del Señor y su Muerte en la Cruz.


Juan Manuel Sierra López 

Doctor en Liturgia y Profesor. Universidad San Dámaso

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