Una procesión es una sucesión de personas que andan unas tras otras. Son genuinas las de carácter religioso donde las personas llevan imágenes, velas etc. Lo del carácter religioso conviene subrayarlo, y sobre todo en este tiempo de la Semana Santa donde si no hay otras, al menos, la procesión del Vía Crucis se celebra en cualquier rincón de España.
Estos días un grupo de anticristianos anuncia para el Jueves Santo en Madrid una procesión atea, sin más finalidad que ridiculizar la imagen de un Nazareno y ofender la confesión católica. Además de falta de respeto, se nota el odio a las creencias de millones de personas que mantienen su fe en Jesucristo. Y eso justamente el día en que instituyó la Eucaristía. Nadie se extrañe: si hay bautizos y comuniones civiles oficiados por un concejal que hace de monaguillo, una procesión civil es lo que faltaba como síntoma de modernidad.
No es para tomarlo a broma. Lo de este grupo es un ejemplo de cómo los gobernantes toleran el laicismo militante que vuelve a tensar la cuerda con ofensas gratuitas, en un Estado aconfesional pero no laicista que debe ser neutral. Mas como se trata de privar a la Iglesia católica de su autoridad moral favoreciendo el relativismo progresista, todo se permite bajo la falacia de que es un acto festivo. La pregunta es ¿siquiera en algún momento estos sabrán quien fue Jesucristo, la historia de su vida o qué predicó? Lo paradójico es que no creen en su existencia, pero no pueden pasar sin Él. ¿A santo de qué tanta ofensa y tanto odio?
Estos y otros de igual ralea pensarán como Gregorio Peces-Barba, uno de los siete padres de la Constitución española, que ha descargado su mala bilis atacando a los católicos en un periódico con frases como estas, «el "espíritu laico" de Europa coexiste "con una Iglesia católica que vuelve por sus fueros y por su prepotencia desde Juan Pablo II hasta el Papa actual", y añade que "España ha sido una de las grandes perjudicadas del clericalismo" y considera que el Gobierno de Zapatero "consiente demasiado"».
«"Todavía hay tiempo y pido al PSOE y a su Gobierno que se decidan a tomar medidas que se sitúen claramente en la línea debida. Al menos dos medidas, derogación de los acuerdos con la Santa Sede y supresión de la enseñanza reglada de la religión deben ser tomadas».
«En su proclama anticlerical, el militante socialista dice que a los católicos "cuanto más se les consiente y se les soporta, peor responden. Sólo entienden del palo y de la separación de los campos”.» ¿El palo? Sí han leído bien. Este buen señor, que en tiempos de Franco defendía los derechos humanos, tiene las neuronas pasados de época, y por llamarse progresista retorna al año 1936. Acabáramos, buen hombre.
No es tiempo para los católicos de quedarse callados a ver qué pasa. Hemos de decir lo que somos un día sí y otro también. La Iglesia no son solo los curas, hay mucha gente sin sotana que forma parte de ella haciendo un trabajo impagable en Caritas, hospitales, centros de enseñanza, países de misión, sin más salario que la satisfacción de darse al prójimo, que es lo que enseñó Aquel de quien se mofan ahora. ¿Saben esto esos grupitos?
En estos días de Semana Santa es muy buena ocasión para dar testimonio firme de lo que somos, bien como nazarenos, cofrades, hermanos, penitentes, mayordomos, o devotos, y siendo creyentes de Cristo asistamos a los Oficios o a las Procesiones dando la cara y con los símbolos de su carácter religioso.
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