jueves, 4 de marzo de 2010

COMPARSA EN CUARESMA

El 24 de febrero pasado, el Senado aprobó la ley del aborto, eufemísticamente llamada Ley de Reproducción Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, esto para disimular. Esta ley transforma el aborto, ‘cosa deforme, fea y repugnante’ dice el diccionario, en un derecho a quitar la vida a un ser humano indefenso en el periodo de su gestación. Con ello el valor supremo de la Vida ha quedado supeditado a la aritmética parlamentaria, que ha decidido sobre la suerte de miles de personas que no nacerán.

Para tan solemne ocasión la flor y nata del feminismo gubernamental vistió sus mejores galas, con predominio de los tonos morados, y al aprobarse la nueva ley celebraron una espantosa comparsa de risas, besos y abrazos provocativos, arropadas con tan piadoso color más propio de este tiempo de Cuaresma que del Carnaval pasado. ¿Sería en penitencia por su mala conciencia?

Cuando el jolgorio amainó, subió a la tribuna de la Cámara Leire Pajín, la señora Secretaria de Organización del PSOE, y soltó sin pestañar que la ley del aborto es para “que las mujeres que no lo deseen no se queden embarazadas”. La célebre musa de la deidad que emana de Rodríguez Zapatero, la misma que profetizó hace meses una conjunción sideral entre su Jefe y Obama para 2010, no se cortó un pelo para pregonar ese sin sentido que había pensado para la ocasión y que a más de uno dejó estupefacto.

Porque hasta el más tonto del cotarro se dio cuenta enseguida de la necedad de esta pobre infeliz que, como no sabe hacer una O con un canuto y habla por hablar, no se le ocurrió mejor parida que ese revoltijo de palabras para significar que la mujer tiene que abortar antes de quedarse embarazada. ¿No será al revés? ¿No será que para que haya aborto es condición primera que haya embarazo, Senadora?

Lo triste es que la ignominia de la muerte provocada se ha impuesto contra cultura de la vida. Han disfrazado el aborto de salud sexual y reproductiva, como si viviéramos con la medicina de la edad media, y de derecho de la mujer olvidándose del derecho a la vida del humano no nacido y eso, por depravado, debe ser rechazado por la sociedad entera.

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