Abrán
se casó con Saray y Dios lo llamó y le mandó ir a la tierra que Él le mostraría:
«Haré de ti una gran nación, te bendeciré y haré famoso tu nombre», le dijo.
Abrán creyó, obedeció a Dios y marchó con Saray y su sobrino Lot hacia la
tierra Canaán; la atravesó hasta llegar a Siquén donde Dios se le apareció de
nuevo y le dio esa tierra. Abrán entonces levantó un altar en honor a Dios.
Pasado
el tiempo sobrevino una gran hambre que obligó a Abrán y Saray a huir a Egipto
donde fueron recibidos por el faraón que los trató muy bien en atención a Saray
que era muy bella. Abrán obtuvo ovejas, vacas, asnos, siervos y camellos,
llegando a ser rico en ganado, plata y oro. Con ese bagaje se trasladó a Betel
con Lot que también tenía ovejas y vacas, y Dios habló a Abrán: «Alza tu vista
hacia el norte, el mediodía, el oriente y el poniente. Toda la tierra que ves
te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Ellos serán como el polvo
de la tierra: el que pueda contar el polvo de la tierra podrá contar a tus
descendientes». Así fue como nació la tierra prometida; en ella se estableció
junto a la encina de Mambré, en Hebrón.
Saray
era estéril y no tuvo hijos. Esta dio a su sierva Agar a Abrán como esposa y
tuvieron un hijo llamado Ismael. Pero Dios viendo a Abrán afligido le prometió
que sería padre de una multitud de pueblos y le cambió el nombre: «Ya no te
llamarás Abrán sino Abrahán (padre de muchas naciones). Te haré fecundo. Os
daré a ti y a tus descendientes la tierra de Canaán como posesión perpetua, y
seré tu Dios» y de Saray dijo: «Tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara; la
bendeciré y te dará un hijo que llamarás Isaac y nacerán pueblos y reyes de
naciones». Abraham intercedió por Ismael y Dios dijo: «Bendeciré a Ismael, lo
haré fecundo, engendrará doce príncipes y haré de él un gran pueblo, pero mi
alianza será con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas
fechas»
Abrahán
y Sara eran ancianos cuando nació Isaac en Guerar en la región del Negueb. Pasaron los años y Dios puso a prueba a
Abrahán: mandó que le ofreciera a Isaac en holocausto. Este relato es conocido
como “el sacrificio de Isaac”. Abrahán estuvo tentado a negarse, pero antepuso el amor a
Dios al de su hijo y superó la prueba.
Murió
primero Sara y después Abrahán. A su muerte Dios bendijo a Isaac. Ismael, hijo
de Abrahán y Agar, tuvo doce hijos que fueron jefes de doce tribus que se
extendieron desde Javilá, una región de Arabia, hasta Sur junto a Egipto.
José Gimenez
Soria
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