El término “barrabasada” apunta a disparate, travesura, o
a significado de acción que produce gran daño o perjuicio, despropósito o
desatino. Es acción propia de malhechores y se asocia a Barrabás, el preso que
liberó Pilato en el juicio a Jesús de Nazaret. Esta palabra, como otras, tiene
su origen en hechos relacionados con la Semana Santa, la fiesta cristiana por
excelencia, que nutre el lenguaje cotidiano de términos o giros habituales de clara procedencia
religiosa. Autores como el profesor de Filología Clásica de la Universidad
Autónoma de Madrid Javier del Hoyo, han descubierto y editado el uso que se
hace de estas palabras o expresiones, tan familiares en el vocabulario
castellano.
Los episodios que evocan la Semana Santa son un
semillero de estas frases que con suma naturalidad se oyen en boca de todos. Así
“Eres más falso que Judas”, nace del traidor Judas que vendió a Jesús a pesar
de ser uno de los suyos. Más tarde, tras el prendimiento, el Sumo Sacerdote
Caifás rasgó sus vestiduras escandalizado cuando oyó a Jesús decir que era Hijo
de Dios. “Rasgarse las
vestiduras”, es señal de indignación o escándalo, frase que cambiada a “no hay
que rasgarse las vestiduras”, significa que no se debe exagerar o dramatizar
ante un hecho que no lo merece.
Lavarse las manos. Una vez preso, llevaron
a Jesús al inseguro Poncio Pilato que lo interrogó, pero temeroso del alboroto
de los judíos y no queriendo asumir responsabilidades, “se lavó las manos”,
dicho que ha quedado como sinónimo de salirse de los problemas para no
complicarse la vida. Luego, tras la flagelación, Pilato presentó a Jesús en
estado lastimoso y dijo aquello de “Ecce homo”, frase común puesta en boca de cualquier
madre que le dice al hijo “Vienes hecho un Ecce homo”, cuando llega a
casa herido y descalabrado.
El relato de la Pasión sigue con Jesús cargado con la
cruz al que ayudó un tal Simón natural de Cirene. “Ser un cirineo”
se aplica a la persona que ayuda a otra en un trabajo ingrato por encontrarse
en el sitio justo y en el momento adecuado.
La frase “pasar por un calvario” o
“pasar un viacrucis” se relaciona cuando se sufren adversidades y
pesadumbres, y recuerda el penoso recorrido de Jesús hasta el monte donde fue
crucificado. También de aquí surge la palabra “verónica” aplicada al lance del
toreo por la forma que el diestro agarra el capote, similar a la de Serafia, más
conocida como Verónica, la mujer que enjugó la cara de Jesús con un paño en el
que quedó impreso su rostro.
El Calvario. “Llevar (o
traer) por la calle de la amargura” es hacer pasar a alguien por una
situación angustiosa prolongada, y se refiere a la calle por la que fue
conducido Jesús con la cruz a cuestas. A la cima del Calvario acudieron la
Virgen María, María la de Cleofás y María Magdalena, “las tres Marías” otro
dicho con varias usanzas. De ellas, a María Magdalena, natural de Magdala, se la
tiene por llorona porque se identifica –no está claro- con la que enjugó con
sus lágrimas los pies de Jesús mientras comía en casa de un fariseo, y de ahí
la frase “llora como una magdalena”. El “para más inri”,
que tiene su origen en el titulo de la condena de Jesús, el “inri”, es otra
expresión coloquial que se refiere a una burla o escarnio más allá de lo
permisivo, o para resaltar la mala suerte o la desgracia que se ceba con
alguien.
Otros. “Tonto de
capirote”, puede deberse al nazareno que parece desorientado por la poca visión
que le permite el capirote. La exclamación “¡Por los clavos de Cristo!” ha
quedado como expresión de sorpresa o incredulidad, con origen
en el episodio del Calvario. Estás “más alegre que unas pascuas” sale de la alegría de la
Pascua de Resurrección, final de Semana Santa.
De otro pasaje de la Biblia es “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra” que dijo
Jesús cuando le llevaron una mujer acusada de adulterio, y que enseña a no
acusar o criticar a los demás cuando quizá los
demás han hecho lo mismo.
Hoy se
entiende por “año sabático” el tiempo que una persona decide dedicarlo a sus
intereses personales y a su disfrute personal. Esta expresión nace del Levítico
(25, 1-7). Dios bendijo el sábado, lo santificó y lo habló a Moisés en el
Sinaí: “Di a los israelitas: Cuando hayáis entrado en la tierra que os voy a
dar, la tierra gozará de su descanso en honor al Señor. Durante seis años
sembrarás tu campo, podarás tu viña y vendimiarás sus frutos; pero el séptimo
año será de completo descanso para la tierra, un año en honor del Señor: será
un año de descanso absoluta para la tierra”. Ese
año de descanso se conoce como año sabático.
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