sábado, 2 de mayo de 2009

LO QUE DIJO EL PAPA

Durante una rueda de prensa informal en el vuelo a Camerún para su viaje pastoral a África el pasado 17 de marzo, el Papa Benedicto XVI, cuando un periodista le preguntó sobre los preservativos y la postura de la Iglesia para frenar el sida, se entabló este dialogo:

Periodista: Santidad, entre los muchos males que afligen a África está, en particular, el de la difusión del sida. La postura de la Iglesia Católica sobre el modo de luchar contra él es considerada a menudo no realista ni eficaz. ¿Usted afrontará este tema durante el viaje? Querido Santo Padre, ¿le sería posible responder en francés a esta pregunta?

El Papa: Yo diría lo contrario: pienso que la realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el sida es precisamente la Iglesia católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio, que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el sida, en los camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos... Diría que no se puede superar el problema del sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema. La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humana que traiga consigo una nueva forma de comportarse el uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad, incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren. Y estos son factores que ayudan y que traen progresos visibles. Por tanto, diría, esta doble fuerza nuestra de renovar al hombre interiormente, de dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo hacia el propio cuerpo y hacia el prójimo, y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer en los momentos de prueba. Me parece que ésta es la respuesta correcta, y que la Iglesia hace esto y ofrece así una contribución grandísima e importante. Damos las gracias a todos los que lo hacen.

Pues bien unos tíos de IU, esa antigualla de partidos políticos en declive, analfabetos intelectuales y ejemplares de ínfimo bagaje moral, han conseguido que la Mesa de la Cámara Baja, dirigida por el ínclito Sr. Bono, haya caído más baja todavía al admitir a trámite una propuesta para reprobar al Papa por haber cometido el gravísimo delito de decir, no lo que está escrito más arriba, que seguramente nadie de tan importante Mesa ha leído, sino por lo que sus retorcidas mentes han manipulado, sacándose de la manga de su miseria algo que el Papa no dijo respecto al sida o al uso del preservativo.

Al margen de que tan estúpida propuesta debería haber sido tramitada al cubo de la basura, habría que preguntarse en qué parte de la contestación de Benedicto XVI está la ofensa o el agravio, para que los vagos histriones de la soberanía popular pierdan soberanamente el tiempo.

¿Está en informar de la lucha contra el sida que mantienen las monjas puestas a disposición de los enfermos? ¿Está en afirmar que la solución al problema no está solo en el reparto de condones, sino en la disponibilidad de estar con las personas que sufren ese flagelo? ¿O tal vez está en afirmar que se debe humanizar la sexualidad para que haya un comportamiento de amor sincero entre hombre y mujer?

A ver, rancios diputados de IU y adláteres ¿dónde está el oneroso pecado papal? Ustedes ¿qué hacen para superar el problema del sida en el mundo como hace la Iglesia Católica? ¿Su partido aporta algo de su propio bolsillo para ayudar a tantos enfermos? ¿Acaso alguno de ustedes ha asistido a un moribundo de sida como hacen las monjas en África?

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