lunes, 28 de julio de 2025

LAS MURALLAS DE JERUSALEN

La Biblia ha sido durante siglos fuente de fe y reflexión, pero también un tema de debate entre la religión y la ciencia. Si bien muchos de sus relatos son considerados sagrados, no siempre han sido respaldados por pruebas históricas. 

 

       A lo largo del tiempo, científicos y arqueólogos han cuestionado la exactitud de varios episodios bíblicos, especialmente los que describen eventos y construcciones de épocas remotas. 


Un reciente descubrimiento arqueológico en Jerusalén ha confirmado la veracidad de un relato que había sido puesto en duda durante décadas. La ciencia ha demostrado que un pasaje de la Biblia, específicamente el que describe la construcción de una muralla en la antigua Jerusalén, es históricamente exacto.

Se confirma que parte de la antigua muralla que rodeaba Jerusalén fue construida por el rey Ozías, como se indica en el libro sagrado.

La evidencia arqueológica sugería que la fortificación había sido construida por el rey Ezequías en respuesta a la destrucción del reino de Israel por parte del Imperio Asirio. Sin embargo, este nuevo estudio demuestra que la sección oriental de la muralla, en el área de la Ciudad de David, fue construida antes, después del gran terremoto de Jerusalén, para la expansión de la ciudad durante el reinado de Ozías.

"Ahora se ha aclarado que es de la época del rey Ozías", explicó Joe Uziel de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA). "Originalmente, se pensaba que los muros fueron creados hace 2700 años, durante el crecimiento hacia el oeste de Jerusalén”. En el libro 2 Crónicas 26:9 del Antiguo Testamento, se indica que parte de las fortificaciones fueron obra del Rey Ozías: "Construyó torres en Jerusalén, en la puerta del Angulo, en la puerta del Valle y en la Esquina, y las fortificó”.

Este descubrimiento ha sido posible gracias a nuevas técnicas que determinan la edad de las fortificaciones. Elisabetta Boaretto, del Instituto Weizmann, señaló que las pruebas con carbono 14 no eran satisfactorias, ya que daban un rango de entre 200 y 300 años. Con las nuevas técnicas, se ha logrado reducir el rango a un período de 10 años, y ha permitido precisar la época en la que fueron construidos los muros.

Otra de las conclusiones del estudio es que la expansión de Jerusalén se produjo cinco generaciones antes de lo que se creía. Esto se debió al crecimiento interno de la población, no a la llegada de refugiados de otros países. Este descubrimiento no solo confirma un pasaje bíblico, sino que también aporta nueva información sobre la historia de Jerusalén y su desarrollo durante la época de los reyes.

José Giménez Soria

martes, 15 de julio de 2025

EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

         Un reportaje periodístico destacaba, como celebración, que los amigos están sustituyendo a la pareja y la familia. A algunos recalcitrantes esa tendencia nos parece una desgracia, porque seguimos creyendo —¡horror! — que no existe mejor hábitat para el ser humano que el del matrimonio y la familia.

La vida nos va enseñando que aquellas máximas de nuestras madres y abuelas eran acertadas: «No hay nada como la familia», o «la familia nunca te falla». En unos tiempos de usar y tirar, la amistad está subestimada. Un gran amigo supone un regalo extraordinario. Como explicaba Cicerón un amigo es una persona con la que disfrutas pudiendo hablar de todo, como si estuvieses contigo mismo. Ahora el título de amigo se aplica a conocidos de trato agradable, a compañeros de trabajo o a personas que ves de vez en cuando. Amigos de verdad existen pocos. Muchos son solo relaciones públicas.

Lo positivo de los amigos es que te liberas de las ataduras que obligan las relaciones laborales, personales y conyugales. Por supuesto la familia y la vida en pareja no son perfectas. Existen familias y matrimonios imposibles, pero lo normal es que los lazos familiares sean un asidero seguro en todo tipo de circunstancias, felices y dolorosas.

Si pierdes a un ser querido la mayoría de los amigos desaparecerán en las exequias fúnebres. La familia, no. Los que jamás fallan son los familiares. Parientes que apenas se conocen aportan su consuelo en la hora amarga. Si la vida te da un revolcón, casi todos los llamados «amigos» darán la espantada. Pero la familia seguirá.

Mi teoría es que la amistad entre los jóvenes españoles —y la juventud llega ahora hasta la cuarentena— atiende a que no quieren asumir compromisos. La coartada económica, hace que pocos se sometan a la responsabilidad de casarse y tener hijos, de formar una familia. El resultado es que la adolescencia se va prolongando, y el salir con los amigos, antaño más propia de la veintena y la treintena, ahora se ve ampliada. «El finde» y «los viajes» llenan un enorme vacío existencial, al que muchas veces se añade el más grande de todos los agujeros: la ausencia de Dios.

Así se va tirando mientras corre el calendario y un día llega la vejez, convertido en un amargado, solo y egoísta. Los momentos de ocio con amigos empiezan a ser el pasado y así se llega a la soledad. Lo cantó muy bien Morrissey, en una gran canción de los Smiths: «He visto la soledad en las vidas de otros… pero ahora está ocurriendo en la mía». Frente a eso existía un antídoto que se llamaba la familia. Incluso podemos añadirle un adjetivo: la familia tradicional. 

                                                                                                Luis Ventoso. Periodista